Saltos Fantásticos

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El siguiente circo también coqueteó con la muerte.

Se trataba del circo sueco "Älskar", su pareja de demonios hizo una interpretación del lago de los cisnes en versión oscura que dejó al público eufórico por la impresionante interpretación.

La técnica que debían realizar, era un intercambio de trapecios que debía realizarse de forma sincronizada en dos tiempos.

Freya, el demonio femenino, detectó que había algo en el trapecio que ella tomó, en el momento en el que sus manos casi resbalaron del trapecio. Tuvo que corregir su falta de impulso y saltó en el momento justo que lo hacía su compañero, Elis.

Con el corazón en la garganta, ella rezó para llegar de forma sincronizada al igual que su esposo.

Usó sus manos como impulso de paso que limpiaba sus palmas con su cabello. Aquello le dio los microsegundos que necesitaba y la hizo ver como una diosa en el aire.

El público contuvo el aliento cuando ambos demonios tomaron los traprecios opuestos y realizaron piruetas sincronizadas antes de volver a saltar de vuelta.

Ninguno sabía lo que iba a ocurrir.

Elis también tenía las manos resbalosas y lo que se le ocurrió fue frotar sus dedos contra sus palmas para tratar de aligerar lo que sea que tenía impregnado.

¡Juro que no roncaré de nuevo, no bebé leche directo de la botella, le daré un mocoso a Freya!, los pensamientos de Elis eran cada vez más desesperados.

Todo pasó en cámara lenta, ambos llegaron a sus lugares originales he hicieron varios giros en el trapecio antes de saltar de vuelta hacia un trapecio central que se soltó de repente.

El público gritó desde sus asientos.

Elis atrapó a Freya con sus brazos e hizo una compleja danza en el aire esperando lo peor.

—El médico ya tiene la orden —fueron las palabras de despedida de Elis.

Los ojos de Freya se fruncieron al tiempo que se aferraba a su esposo. Si caían, ninguno sacrificaría al otro.

—¡Freya, Elis!

La pareja caía con un trapecio que parecía haber sido soltado.

Entonces las cuerdas que sostenían el trapecio se tensaron de golpe y ambos rebotaron antes de caer a un metro del suelo. Tuvieron la ocurrencia de hacer un acto improvisado en medio de una escena de muerte fatal para el lago de los cisnes.

Podrían haber terminado en un desenlace trágico.

Los aplausos, flores y vítores surgieron después.

Nadie lo sabía, pero Elis se había lastimado la pierna al tomar gran parte del golpe cuando la cuerda del Trapecio se tensó y cayó al suelo sin soltar a su esposa.

—Te voy a patear, Elis —gruñó Freya luchando por el aire—. Si estás muerto, escupiré sobre tu cadáver —amenazó mientras tosía.

—Eso no... —Se hizo una bolita por el dolor que amenazaba con llevarlo a la inconciencia.

Para cuando se retiraron del escenario, se lo contaron al jefe del circo.

—Ni el trapecio ni sus manos tienen algún tipo de aceite —refutó el técnico que revisaba el trapecio con sus propias manos. Se veía confundido— ¿Están seguros?

—Olía a vainilla —gruñó Freya confundida—. Mis palmas brillaban hacía unos minutos, de verdad no miento, Igor. Mira mi cabello, sigue oliendo a vainilla.

Kaleido Star: Ángeles y DemoniosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora