Fantástico Destino

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Sora continuó con su riguroso entrenamiento sobre la pista de hielo, esquivar pelotas, aros y un bumerang le ayudó a mejorar su destreza en la pista. El tango con León Oswald era sin duda chocante para ella y Álvaro Kornikov, que no había dudado en tratar de retomar de alguna manera la relación que acabó prematuramente en China.

Las prácticas y la rutina de resistencia la dejaron muy agotada, a tal grado que el ángel de Kaleido a penas llegaba a su habitación. Era Fool quien la arropaba con la manta cuando ella se acurrucaba sobre la alfombra.

― No esperaba nada menos, Sora ―dijo el espíritu del escenario contemplando su pacífico sueño―. Ahora es cuando vas a brillar. Si no te pierdes dentro de la ilusión del corazón. ―Su vaticinio anunciado por una carta, el Espejo.

Era su última noche antes del vuelo a Holanda. El pequeño grupo del elenco decidió realizar una cena previa. La última sería con todo el elenco para las buenas vibras. Álvaro había tratado de alejar a Sora de la reunión invitándola a una cena privada, pero ella le había rechazado para su consternación.

―Han demostrado un gran desempeño estos últimos días ―con vaso de refresco en mano, Kalos saludó a todos los presentes en un brindis. El alcohol había sido prohibido por Mijaíl, para consternación de Kalos.

―¡Por Fantasía! ―ovacionaron los acróbatas y técnicos emocionados.

León Oswald observaba silencioso, la vista clavada en el pequeño ángel sin alas que brindaba con una acróbata rusa, ambas sonriendo como si no hubiera un mañana. Desde la otra esquina, Álvaro Kornikov le fruncía el ceño.

Lo siento, Álvaro. De verdad, todo este tiempo yo...

Ambos acróbatas recordaban esas terribles palabras, dichas por el corazón herido de un ángel confundido. Uno que había perdido sus alas en su camino a un destino incierto.

― Por Sora ―brindó entonces Álvaro causando revuelo entre los presentes, atacar la comida había sido la batalla más épica que había iniciado con la única porción de costillas de cerdo ahumadas en la mesa―. Por mi ángel que encontrará la Redención.

El silencio continuó.

―Por Sora ―la copa alzada del ex demonio de la muerte rompió el silencio. 

Sora no salía de su confusión. No lo veía tan necesario, pero apreció los ánimos de sus coestrellas. Debía respetar eso.

―Gracias chicos ―dijo con una tímida sonrisa, aunque estaba enfocada en cierto demonio taciturno.

La cena había terminado con más de un empacho, y un par de personas ebrias por exceso de pastel de chocolate con vodka. Una danza de la barriga y varios vasos de agua con efervescentes después, Mijaíl envió a todos a sus respectivas habitaciones.

―Toma Fool, te guardé trufas de chocolate y chocotejas, se comieron los mochis cuando me di cuenta ―su alegría desbordaba gracias al pedazo de torta de chocolate que había rellenado su hinchado vientre. Los estragos que podría causar la minúscula cantidad de alcohol era otro cantar.

―Sora, eres la mejor ―Al espíritu del escenario poco podía importarle, ella le había traído golosinas.

Sora siguió dando vueltas como esperando bajar la panza cuando unos golpecitos en la puerta la detuvieron. No esperaba a nadie y las chicas habían decidido dejarla para descansar.

― ¿Joven León? ―su sorpresa era verdaderamente genuina cuando lo vio del otro lado de la puerta. Él le tendía una botella con agua.

―Me gustaría hablar contigo, Sora ―él no quería partir sin dejar en claro las cosas. Ya no más―. Podemos ir al lounge o...

Kaleido Star: Ángeles y DemoniosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora