Noticia fantástica

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Un par de potes de helado caían al suelo ante la mirada sorprendida de May, su novio Nicola se había paralizado abriendo los ojos y la boca con marcada sorpresa.

Él señalaba hacia ella, o quizás detrás de ella. Las puertas principales de su circo de entrenamiento estaban a su espalda.

—¿Qué sucede? —May se giró siguiendo para descubrir qué señalaba Nicola.

Era imposible lo que su mirada observaba.

—No puede ser.

Con la boca ahora abierta, contemplaba lo que sería el destino de todos ellos.

Un grupo forrado de cuatro hombres escoltaban a una mujer que parecía una reina de belleza con corona a juego. Sostenía una bandeja ataviada con encajes. 

—¿Es la notificación? —logró formular May. Se giró hacia Nicola buscando una respuesta, había sido muy rimbombante pero ella conocía a la mujer, había sido la figura representativa de Fantasía.

Nicola asintió con la cabeza—. Vamos May —él la tomó de la mano y la llevó por los recovecos que utiliza el personal técnico, siempre llegaban con tiempo gracias a esos accesos especiales.

«Si algo sale mal, te mataré Alvaro Konikof», las amenazas mentales de May tenían mucha certeza, después de todo, el ángel caído ruso había estado metiendo en problemas a todos por sus actos. 

Ni siquiera León Oswald la había fregado, era como si se hubiera puesto en modo profesional cuando llegó la hora.

Llegaron al pasillo principal ganándose con toda la conmoción del elenco.

—¿Qué está pasando?

—¿Quiénes son ellos?

—¡Es miss Fantasía! —gritó un corito de acróbatas.

La puerta de la oficina principal de Kalos se abrió y éste salió a darle el alcance a miss Fantasía.

—Es un honor señorita Sharon —saludó Kalos.

—No esperaba verla tan pronto —agregó Mijaíl cuadrándose junto a Kalos. 

Existían sentimientos encontrados con respecto a dejarla pasar, podían estar enfrentando la expulsión definitiva o la puesta en marcha de su actuación.

Todo estaba en manos de la señorita Sharon.

Originalmente ella era morocha, pero se había teñido el cabello a rubio ceniza, su piel trigueña le daba un aire de hada con sus pómulos altos y sus labios rosas. Sus ojos dos gemas de tigre como los llamaban brillaban de emoción. No pudo evitar sonreír ante la sensación de ostentar el futuro de un par de circos en sus manos.

Después de todo tenía a dos hombres poderosos a su merced.

«Es lo más bonito de este trabajo», pensó animada.

—No tienen nada de qué preocuparse, solo vengo a entregar las buenas nuevas —anunció con su voz de gorrión mientras los dos hombres aliviaban la tensión de los hombros—. No podría dejar de ver la actuación de mi ángel favorito —su sonrisa felina fue fría y calculadora—. Espero no desperdicien esta única oportunidad. —ofreció la bandeja que ofrecía el sobre. 

Y Kalos lo tomó sin pensarlo mucho.

—Gracias.

No hubo más intercambios.

—¿Podré venir por un autógrafo antes de la función? —Era la peor práctica en Fantasía, pero era muy entendible.

—Por supuesto, cuando guste —Mijaíl respondió sin amilanarse, él creía en sus acróbatas.

Kaleido Star: Ángeles y DemoniosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora