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Yukhei condujo en silencio hasta que Yuqi notó que se estaban alejando de la ruta que conducía a su casa.

—Yukhei, ¿A dónde me llevas?

—A mi casa.

—¿Ah?

—¿No quieres acompañarme a desayunar? – le preguntó mirándola con una sonrisa de reojo.

—Bueno, yo no tengo ningún problema con ello, pero ¿Tu familia no me hará preguntas incómodas?

—No te preocupes, papá está de viaje y no llega hasta el miércoles, solo están los empleados, y son lo suficientemente discretos como para no hablar nada.

—Bueno, supongo que está bien. ¿Y Kun también estará con nosotros?

—¿Irás por Kun o por mí?

—Debo decir que por los dos, son agradables. – dijo sinceramente.

Yukhei fingió indignación, pero luego, al detenerse frente a un semáforo, acarició el cabello de Yuqi por impulso, ella cerró los ojos y disfrutó del tacto.

—¿Eres una cachorra? – bromeó él.

Cuando llegaron a casa, una amable empleada les dio la bienvenida, no sin antes sorprenderse por la llegada de una chica a la mansión.

—Señora Yu, ¿Puede traer el desayuno para dos a mi habitación?

—¿A su habitación? – preguntó la empleada más que sorprendida.

—Si, ¿Hay algún problema? – dijo Yukhei deteniéndose a media escalera.

—No, no, joven, discúlpeme, iré a prepararlo todo.

Cuando la empleada se fue, Yukhei guió a Yuqi por toda la planta del segundo piso, Yuqi estaba impresionada por lo lujosa que era, incluso más que NingNing, tenía miedo hasta de tocar la pared.

Yukhei la hizo entrar a una habitación que claramente era la suya, había una espaciosa cama con frazadas negras y almohadas blancas, un amplio escritorio, computadora y portátil más allá, era la habitación ideal para un joven heredero como Yukhei.

—Yukhei, ¿Por qué no desayunamos en el comedor? Los empleados podrían pensar que tú y yo...

—No importa lo que ellos piensen, mientras no lo anden divulgando, se les paga una buena cantidad para mantener sus bocas cerradas. Además, si nos quedamos abajo iban a estar escuchando nuestra conversación.

Yuqi tarareó en respuesta.

—Sé que estás ansiosa por hacer la tarea, te entiendo, podemos comer y luego empezar a hacerla.

—De acuerdo – suspiró. —pero me iré antes del mediodía, debo regresar a casa a tratar algunos asuntos.

—Okay, ahora ven aquí.

Yukhei abrió sus brazos y Yuqi no pudo evitar reír, le divertía que alguien de la edad de Yukhei se comportara como un niño mimado a veces.

—¿Tanto te gustan los abrazos? – dijo Yuqi accediendo al gesto.

—Solo los tuyos, tu olor me gusta y me tranquiliza.

—¿Soy un bálsamo? – bromeó.

—Eres mi peluche favorito. Oh cierto, ¿Quién era ese idiota que te estaba molestando?

Yuqi se encogió de hombros.

—El hermano de NingNing.

—Me dijiste que solo habría chicas.

Bonne Chance [Luqi]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora