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Los estudiantes de Wanli se trasladaban al norte del país, Xinjiang. Cuando subieron al avión y se acomodaron en sus asientos, las tres inseparables amigas querían sentarse cerca, pero se detuvieron al ver quien estaba sentado en uno de los asientos.

—¿YangYang? – preguntó Yuqi. —¿Qué haces aquí?

NingNing solo le miró arqueando una ceja, imaginando la respuesta.

—Yuqi, muñeca, ¿no estás feliz de verme?

—¡Claro que sí! Es solo que...

—Solo te diré que estoy aquí por encargo del padre de NingNing, ese hombre no paraba de perseguirme para venga aquí y cuide de su hija.

—Teniendo a tantos hombres que enviar, ¿te busca a ti? – increpa NingNing sentándose a su lado. —Empiezo a pensar que papá perdió la cabeza.

—Ni yo lo entiendo, muñeca. – se encogió de hombros. —Pero me ofreció una generosa cantidad de dinero, y no es como que ser niñero me desagrade, sobre todo porque tendré poder sobre ti. – se acercó a su rostro sonriéndole satisfecho.

—Mantén tu distancia ¿Quieres? – NingNing le empujó el rostro con la mano.

—Ahm, parece que tú y yo nos sentaremos juntas. – dijo Yuqi a Shuhua.-

Shuhua miró más allá, Kun estaba sentado al lado de Yukhei, el guardaespaldas le ofreció una sonrisa como saludo y esto hizo que Shuhua le devolviera el gesto, pero con las mejillas sonrojadas.

Apenas llegaron a suelo de Xinjiang, se apresuraron a desplazarse en vehículos hasta la residencia donde se hospedarían por cuatro días, el clima era inclemente, era finales de otoño, pero se sentía como invierno y la nieve caía en cantidades considerables. Todos buscaban llegar a sus habitaciones y calentarse.

—Odio el frio, no me gusta tener tanta ropa encima. – se quejó NingNing mientras frotaba sus manos enguantadas.

—Coincidimos en algo, muñeca. – aseguró YangYang. – Mientras menos ropa, es mejor. – le guiñó.

NingNing le sonrió falsamente y luego le mostró el dedo medio mientras se dirigía a su habitación. Esta vez, las habitaciones serian compartidas, pero separadas por cortinas de piel de zorro plateado, era más efectivo que dormir con la calefacción en encendida. Aun así, en medio de la noche, NingNing daba vueltas y vueltas en su cama, sin poder conciliar el sueño, fue cuando sintió unas tibias manos colarse por su cintura, y hubiera reaccionado a tiempo gritando o dándole un golpe, sino fuera porque reconocía ese tacto y olor.

—Se puede saber ¿Qué carajos estás haciendo aquí? – murmuró por lo bajo.

—Shh, recuerda no hacer ruido o despertarás a tus amigas. – susurró YangYang en su cuello, dejando un besito allí. —Si tengo la oportunidad de dormir contigo, ¿Por qué desaprovecharla? Hace un frio de mierda en la habitación que nos dieron, no hay mejor calor que el de un cuerpo humano, y quien mejor para abrazar que tú.

—Eres un idiota aprovechador.

—Pero te encanta. – se afirmó más hacia la espalda de ella y suspiró complacido. —Que calentita.

—Solo duérmete, o muérete, no me importa.

—Buenas noches, Ah-Ning.

NingNing no pudo decir una palabra más cuando YangYang la llamó de esa forma, solo las personas lo suficientemente cercanas, como hermanos y parejas, anteponen el "Ah" antes de tu nombre, y aunque ellos habían tenido intimidad, no estaban en una relación. NingNing se volteó, quedando frente a frente con YangYang, se acercó a besarlo suavemente, pero éste afianzó el agarre y profundizó el beso con lengua. Solo después de muchos besos, se quedaron dormidos, abrazados.

Bonne Chance [Luqi]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora