5 • ¿Hera dónde estás?

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Hera.

Vergüenza es poco a lo que sentí cuando salí tomada de la mano con el Jefe de la oficina, teníamos la mirada de todo el personal.

Algunas chicas nos miraban sorprendida y otra con lo que al parecer era envidia o eso parece.

Por lo entendido hoy dormiré en casa de Damián, ¡Fantástico!

Que se note el sarcasmo.

Al llegar a su casa, mejor dicho mansión de dos plantas me abre le puerta y salgo del auto, viéndola aún mejor.

— Gracias — hablo.

Este me brinda una sonrisa de lado y cierra la puerta detrás mío.

Al entrar a la casa puedo ver lo hermosa que es.

¿Vivirá solo?

— Si lo hago — contesta.

— ¿Qué? — preguntó confundida.

— Acabas de pregunta si vivo solo, y te respondí que si — dice mientras le pone un código a la puerta.

— ¡Oh!, ya veo — contestó dándome cuenta que pensé en voz alta.

— Vamos, subamos — habla antes de empezar a caminar delante de mi.

Caminamos escaleras arriba y después por un largo pasillo donde veo varias puertas pero no pregunto nada.

Me encuentro tan perdida en mis pensamientos que no veo cuando para y chocó con su espalda.

— Perdón, no me había dado cuenta que se había detenido señor — contesto nerviosa.

— No estamos en el trabajo — responde divertido — así que no tienes que dirigirte a mi de manera tan formal.

Habré la puerta que está en frente de el y se adentra a la habitación, detrás de el voy yo,  es hermosa.

Es una gran habitación de paredes blancas, un cama gigante con su televisor en frente, un armario enorme dónde están todos sus traje Tiene demasiados y un baño al lado de este pero algo llama aún más mi atención.

Es hermoso ese balcón.

Sin darme cuenta ya estoy caminando hacia el y salgo, qué hermosa vista pero ¿Acaso eso es una piscina?

— Si lo es.

— ¿Qué? — me giro a verlo.

— Si es una piscina, de hecho son dos — contesta parándose a mi lado.

— Está casa es enorme, y muy hermosa — digo antes de mirarlo.

— Gracias, trabaje bastante pero tengo la casa de mis sueños — contesta mientras me mirá.

— Está es la casa de mis sueños — digo casi en un susurró para que no me pueda escuchar.

— ¿Qué quieres cenar? — pregunta mientras se quita la chaqueta de su traje.

— No tengo hambre — digo aún viendo la piscina.

Solía bañarme en una que teníamos con mi padre cuando pequeña.

— ¿Quieres bañarte en ella?

— ¡¿Puedo?! — pregunto emocionada.

— Claro ven — contesta antes de brindarme su mano.

— Pero no tengo bañador — contestó siguiendo lo.

— ¿Tienes ropa interior cierto? — pregunta mirándome desde arriba de su hombro.

El Trato De Un Millonario. ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora