44 • Perra Interesada. (Recuerdos 2l

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Hera.

— Estoy harto de intentar sacarte de mi mente, solo pienso en ti todo el tiempo en cómo estarás o si tú embarazo está bien y no es mi deber porque tienes tú prometido y esperas un bebé de el pero aquí estoy. Con una ganas de besarte, de hacerte mía una y otra vez hasta que no olvides que me perteneces pero no es lo correcto.

Mi corazón late a mil por mínimo y mis lágrimas siguen rodando por mis ojos.

Quiero hacer como sino escuchará eso pero es inevitable, me emociona el hecho de pensar que tal vez regresé el Damián que conocí pero no me quiero hacer falsas esperanzas.

Me doy la vuelta quedando frente a el y empiezo a caminar cuando lo veo girar los ojos y caer al suelo.

— ¡DAMIÁN! — grito al ver que no reacciona.

Lo muevo bruscamente a ver si despierta y nada en lo absoluto.

Entro en seguida buscando ayuda y encuentro a Jonathan junto con la chica que estaba en la oficina.

— ¡Jonathan ayúdame, Damián se desmayó! — habla nerviosa.

— ¡¿Qué?! — pregunta alarmado saliendo por dónde entre y regreso.

Este llama una ambulancia la cuál llega en pocos minutos.

— ¡Damián! — escucho la chica de su oficina.

Me pasó por el lado y me mira de arriba antes de querer acercarse a el pero la detengo.

— No te conozco ni me interesa hacerlo solo te advierto que tienes tres malditos segundos para alejarte de mi esposo y largarte de aquí antes de que sea yo misma que te saque de este maldito lugar — hablo enojada — conozco las chicas como tú y no eres más qué una perra interesa que solo vino por empleó al saber quién sería su CEO.

La chica me mira indignada ante mis palabras.

— ¿Quién te crees qué eres?

— Hera, su prometida y futura madre de su hijo — contestó señalando mi vientre ya hinchado — así que como te dije, ¡Lárgate de mi maldita vista!

Este se aleja de dónde estamos entrando al edificio otra vez y subo a la ambulancia junto con Jonathan.

— ¿Qué fue eso? — pregunta este sorprendido.

— Una Hera enojada.

— Damián le hubiera encantado ver eso — contestó con una risa sarcástica.

No digo nada solo me quedo callada.

(...)

Llegamos al hospital y ingresan a Damián en cuestión de segundos.

— ¿Qué fue lo qué pasó? — pregunta el doctor.

— Estamos hablando y de la nada se desmayó.

— ¿Consume drogas o toma alcohol?

— Toma alcohol pero casi no lo hace.

El doctor entra a la habitación y me quedo parada en la puerta como estatua sin moverme.

Por favor despierta, no se que hacer sin ti, te necesito conmigo — contestó halando mi nariz.

— No te dejaré — escucho esa voz que tanto necesitaba escuchar.

Ahora necesito volver a escuchar esas palabras.

El Trato De Un Millonario. ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora