16 • Está vez yo decido que hacer.

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Hera.

- ¿Qué quieres hacer hoy? - pregunta Damián tomando de su jugo.

- Tú vas a descansar - digo levantándome de la mesa.

Tomó los platos de ambos y los pongo en el fregadero para lavarlos y siento a Damián detrás de mi.

- Ya lo he hecho - contesta tomándome de la cintura.

- No lo suficiente - contestó dándome vuelta quedando frente a el.

- Por favor - contesta acercándose a mi.

- No - digo volteando la cabeza.

- Está bien - contesta volviendo a sentarse en la silla.

- Veremos una película - digo mirándolo.

(...)

Después de algunas horas me levanto suavemente de la cama con cuidado de no despertar a Damián.

Bajo a la cocina y tomó algunas cosas para hacer la cena.

Estoy abriendo una lata de salsa de tomate cuando se abre de golpe ensuciando mi ropa y cara, subo otra vez a la habitación y me cambió la ropa mientras los espaguetis están puestos.

Damián sigue dormido y eso me alegra, quiero que descanse lo más que pueda.

El director dijo que necesita mucho reposo pero ya me está asustando, en el día tiene dos incidentes dónde empieza a gritar o solo se desvanece y después no recuerda lo que le pasó.

Eso no lo considero para nada normal.

Mientras estoy en la cocina voy hacia un inmenso televisión que hay en la sala y pongo una canción.

Earned it - The Weekend.

Entro a la cocina aún cantando la canción y me hace sentir muy bien.

Saco los espaguetis después que están listos y cuando doy la vuelta para ponerlos en el comedor casi dejo caer los platos.

- Damián no me asustes así - digo cruzando por su lado para poner los platos en la mesa.

- Me queda muy bien mi camisa - contesta tomándome de la cintura cuando vuelvo y paso por su lado.

Una de las noches en las qué Damián estaba en el hospital vine a casa por ropa limpia y encontré esta camisa encima de la mesa.

La tomé por su olor, me recordaba mucho a Damián y a pesar de que solo allá estado inconsciente y no muerto no me la despegaba.

- Gracias - digo volviendo a la cocina.

Salgo con los cubiertos y los pongo en la mesa.

- Ya la cena está lista - digo abriendo su silla.

- Me estás tratando cómo si fuera un niño - contesta sentándose en la silla que saque para el.

- Veremos - contesto sabiendo lo que tengo en mente.

- ¿Qué piensas? - pregunta una vez me siento quedando frente a el.

- Nada - digo empezando a comer.

- No mientas.

- No lo hago - claro que sí.

Ayer en la tarde.

- ¿Sabes dónde puedo encontrar esposas? - pregunto.

- ¿Para qué carajos quisieras esposas? - pregunta Camil del otro lado.

El Trato De Un Millonario. ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora