8 • Ya no soy una niña.

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Hera.

- Iré por ti en 10 minutos - habla y luego cuelgo.

Corro hasta la puerta principal y le abro a la señora que está afuera desde haceme casi una hora.

- Lo siento muchísimo señorita Eva, es que no podía dejarla entrar sin saber quien era.

- Descuide joven, si hubiera sido yo tampoco hubiera abierto sin antes saber.

- Lo lamento tanto por haberla dejado allá fuera - digo dándole un permiso para que pueda pasar.

Realmente estoy apenada pero entiendan me, y si hubiera estado un ladrón o un asesino allá fuera.

- ¿Señorita? - pregunta mirándome.

- Hera - digo extendiendo mi mano.

Ella la sujeta en forma de saludo.

- Un placer, mi nombre es Eva - dice ahora sonriendo.

- Tiene un nombre muy lindo - contesto y realmente me gusta muchísimo ese nombre.

- El suyo más, a la señora Karla le encantara, ella es muy fan de la mitología griega.

- ¿La señora Karla? - pregunto confundida.

Está nota la confusión en mi rostro y me explica.

- La señora Karla es la madre del joven Damián.

- Oh, no sabía - digo siendo sincera.

- Soy la ama de llaves y la encargada de limpieza de la casa.

- Creo que hoy no tendrá mucho trabajo - digo sonriendo.

-¿A qué se refiere? - pregunta.

- Ya hice casi todo, no sabía que el joven Damián tenía una persona encargada para eso - digo mientras me arreglo el vestido.

- Muchas gracias por ayudarme de todas maneras - dice brindando me una sonrisa.

(...)

- Este era el de pequeño jugando en el parque - dice señalando un foto un poco vieja dónde se ve a Damián con un balón de fútbol en las manos.

- ¿Dónde estás? - escucho que Damián llegó.

- En la habitación. - contestó en voz alta.

Escucho que sube las escaleras y luego toca la puerta.

- Pasé - contesto.

- ¿Cómo está mi anciana favorita? - pregunta al entrar mientras abraza a Eva.

- Muy bien y más ahora que estoy compartiendo con tú novia - dice mientras me mirá.

- Es la mejor de todas - contesta Damián dándome un beso en los labios haciendo que me ponga roja.

- Se ven hermosos - contesta Eva mientras nos mira.

- Ella es hermosa.

- Lo se - dice cerca de Damián

- Lamento arruinar su junta pero debemos irnos.

- Si verdad - digo levantando me de la cama.

Me levanto de la cama y bajamos las escaleras, llegamos al estacionamiento y nos subimos a otro auto.

¿Cuántos autos tendrá?

- ¿A dónde vamos? - pregunto con los brazos cruzados.

Damian se levanta un pongo quedando parte de el encima mío y me arregla el cinturón de seguridad.

El Trato De Un Millonario. ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora