37 • Soy tú esclavo.

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Hera.

Ver a Damián con la mirada perdida es algo que nunca había visto y me duele.

Está sentado en el balcón mirando hacía la nada con los ojos fijos.

Miro el reloj y son las 2:30 de la madrugada.

Me levanto de la cama y voy hacia a el sentando me a su lado, ni siquiera se percató.

Respiro profundo pensando que decir pero me da un breve olor a alcohol, miro la mano de Damián y tiene un vaso en ella con un líquido transparente.

- Damián - digo quitándole el vaso de las manos.

- ¿Cuánto tienes despierta?

- Lo suficiente para darme cuenta que te quieres hundir otra vez de la misma manera.

-¿Quién te dijo eso ? - pregunta levantando se de su asiento.

- Eso no importa.

- Si importa.

- No, no lo hace - contesto levantándome también - ¿Por qué lo haces?

- No lo entenderías.

- Sino me explicas nunca entenderé.

- Paso hace demasiado tiempo - contesta entrando a la habitación.

- Tenemos toda la noche.

- Hera no quiero hablar de eso.

- Pero yo si.

- Bien.

- ¿Bien qué?

- Te explicaré.

Me siento en la cama cruzando los brazos esperando que hable, este se sienta en el suelo frente a mi empezando a hablar.

- Desde pequeño mi vida no es la más cómoda, Karla no es mi madre biológica, mi verdadera madre es Allison; murió cuando tenía 7 en un accidente junto a mi padre pero el se salvó, desde la muerte de ella mi casa era un caos total, mi padre no sabía hacer nada y contrato a Karla para que lo ayude en la casa mientras trabajaba, Lina era muy pequeña por eso siempre pensó que ella era nuestra madre y se ha comportado cómo una.

Se hecha hacía detrás poniendo los brazos recostado.

- Mi padre nunca la quería mencionar por miedo a que Lina se comportará diferente al saber que Karla no era nuestra verdadera madre, fuimos creciendo y todo iba bien hasta que llegó esa noche.

Su mirada vuelve a perderse.

- Lina tenía 19, ya había entrado en la universidad y empezado a salir con amigos, una noche aviso que saldría a una fiesta cómo a veces lo hacía, mi padre no se negó ya qué siempre llegaba temprano y se cuidaba bien.

Respire profundo mientras sigue hablando.

- Dieron las 12:00 de madrugada y Lina no aparecía, mi papá estaba nervioso pero Karla le dijo que se calmará tal vez se le apagó el teléfono y por eso no avisaba que llegaría tarde, pasaron las horas y ya eran las 3:00 y no había ni un mensaje de ella. Decidíamos ir a buscarla pero nos dimos cuenta que ninguno de nosotros sabíamos dónde se estaba dando la fiesta, en ese entonces tenía algunos días que había conocido a Maddie por eso tenía su número y recordaba a verlas visto juntas.

- Tienen muchísimas tiempo conociendo se - interrumpo.

- Bastante - contesta con una sonrisa amarga - le escribí y le pregunté si sabía dónde estaba y me dijo que si y gracias a ella llegamos dónde estaba.

- Habían muchas personas tomando alcohol, consumiendo drogas y demás, mi papá subió al segundo piso y yo buscaba a fuera de la casa, de repente se apagó la música y escuché gritos dentro de la casa y entré en cuestión de segundos a ella, las personas salían corriendo y yo no entendía nada hasta que escuche la voz de mi padre.

- Corrí hacía arriba donde se encontraba y lo ví pálido sudando frío, tenía las manos temblando mirando hacía una dirección y pensé lo peor - baja la mirada dirigiendo la hasta el suelo - me acerque dónde estaba y en efecto era Lina pero una irreconocible. - Estaba desnuda con mordazas en los tobillos y muñecas, golpeada en todo el cuerpo y muchas manchas de sangre y una más llamativa debajo de su zona íntima, mi padre se desmayo y yo solo estaba paralizado viendo la escena.

- ¡Dios mío! - digo al imaginar todo eso.

-No escuchamos cuando la ambulancia y los policías llegaron cerrando el lugar, a los pocos días le hicieron una autopsia y se descubrió que había sido violada entre varias personas, golpeada un sin número de veces y asfixiada.

No digo más solo lo abrazo, lo abrazo con todo el cariño que puedo dar demostrado le que ya no está solo.

Siento mi pijama húmeda en el lugar dónde está su rostro y me dieron ganas de llorar a mi, me duele verlo roto.

- A penas estaba empezando a vivir su vida .

- Lo importa es que ya se le hizo justicia - contesto abrazando lo más fuerte y este rodea sus brazos a mi cintura.

- Debí haber estado hay para proteger la - responde sollozando - todo fue mi culpa.

-No, no lo es - digo mirándolo a los ojos, los tiene llenó de lágrimas - y deja de decir que lo es.

- Pero - lo interrumpo.

- Pero nada - digo sería - no eres responsable de nada de lo que pasó.

Vuelvo y lo abrazo hundiendo mi cabello en su cuello, inhalado su perfume, sus brazos rodeando me haciendo un refugio.

- Te amo hermosa - contesta tomando mi rostro entre sus manos.

- Yo también cariño - contesto besándolo.

Un beso lleno de deseó, un beso apasionado cómo solo el sabe darme.

Cruzó las piernas aún encima de el poniendo las a ambos lados de su cintura, este pone sus manos ahí mientras seguimos el beso.

Mete las manos por debajo del pijamada subiendo los dedos lentamente por mi haciendo una combinación dentro de mi entre deseo y desespero.

- ¿Qué haces?

- ¿Tengo que decirlo ? - pregunta bajando los tiros de la blusa dejando mis senos al aire.

- ¿Cómo puedes cambiar de humor tan rápido? - pregunto recordándole que hace unos minutos estaba llorando.

- Tener tus senos en mi cara no me ayudaba mucho tampoco - contesta tomando uno de ellos en su mano.

Al sentir su mano sobre mi senos hace que tenga una corriente eléctrica en mi cuerpo, calentando cada parte de mi y teniendo una gran excitación proveniente de mi sexo y la dureza de mis pezones.

Por instinto hecho mi cabeza hacia atrás al sentir sus labios en mi cuello, sabe que es un punto débil en mi y lo utiliza a su favor y a su antojo.

- No te imaginas todo lo que deseo hacerte ahora mismo - responde y sentir su aliento hace que mi piel se erice.

- Uhm - digo sintiendo sus manos en mi trasero.

- Necesito tenerte en cuatro mientras te doy duró por detrás tú pidiendo me que pare pero sabés que no querías.

Escuchar sus palabras hace que mi sexo palpite llenando me de excitación antes sus palabras tan sucias.

- Te encanta que sea rudo contigo, no te gusta la sutileza - sigue hablando mientras baja su mano a mi intimidad sintiendo lo mojada que estoy - tú cuerpo reacciona ante mis palabras y toques, te gusta que no tenga piedad contigo, y ¿Sabes qué?

- ¿Qué? - la pregunta sale sin pensarla.

- Que soy tú maldito esclavo y si a ti te gusta no sabes cómo eso me llena - contesta cargando me mientras me lleva a la cama.

- ¡Damián! - sale de mis labios al sentir cómo baja el pantalón de golpe junto a mi ropa interior haciéndome sentir un leve ardor en mi piel.

- Te necesito sumisa en este momento - contesta antes de besarme otra vez apasionadamente.

El Trato De Un Millonario. ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora