Crisantemo

XXII

Cuando Yuuki se marchó, a él le tocó confirmar las órdenes con el jefe de dormitorio—quien no estuvo muy contento con su presencia— y asegurarse de que fueran correctamente ejecutadas. En otras palabras, le tocó poner mala cara a todos los idiotas que preguntaban más de dos veces por la clase nocturna. Al poco rato, llegaron los profesores. Ellos se encargarían de las rondas al interior, mientras él custodiaba el exterior.

Los alumnos obviamente se molestaron—como siempre hacían cada vez que perdían la oportunidad de ver a los vampiros—pero estaban acatando las órdenes. Por el momento.

Con esa parte del trabajo lista y la noche ya encima, Zero comenzó las rondas en el exterior.

Al salir del dormitorio, le recorrió un ligero escalofrío. Había algo observándolo. Sentía una presencia diferente a su alrededor. Su mirada revoloteó por el lugar, buscando el origen de quien fuera que estuviera al asecho. No vio a nadie, pero la presencia seguía allí.

Lo raro era que esa presencia no era hostil. De hecho, si lo pensaba bien, le parecía conocida...

Claro que lo era.

Zero quiso darse un golpe por despistado. ¿Cómo no se dio cuenta desde el principio?

Era la presencia de Kaname.

Sutil, casi extinta, pero era su presencia. Estaba en todas partes y, a la vez, en ninguna. Jamás había sentido algo como eso.

Gruñó molesto.

¿Qué demonios estaba pasando?

Eso definitivamente no era una "actividad de los nobles". Algo ocultaban, Cross era parte de ello y, al parecer, Yuuki y él no eran merecedores de saber la verdad.

Se sentía frustrado. Quería confiar en Kuran. Quería confiar en que si no le había dicho nada, era porque la situación estaba bajo control. Quería hacerlo...Pero era tan difícil.

Zero ya estaba acostumbrado a las mentiras, a que le ocultaran información, a los engaños. Sin embargo, la idea de que su destinado le mintiera—otra vez—le dejaba un amargo sabor de boca. Por alguna razón que él mismo desconocía, no quería que Kuran fuera parte ellos.

Sabía que, comparado con Kaname, era apenas niño que estaba aprendiendo del mundo—esos sueños le hacían sentir aún más pequeño en comparación al vampiro—, pero eso no significaba que tuviera que vivir en la ignorancia.

Merecía saber qué diablos pasaba a su alrededor.

Zero se detuvo en seco cuando el ambiente volvió a cambiar. Esta vez, un aura hostil avanzaba rápidamente en su dirección. A lo lejos, divisó a unos 10 niveles E acercarse al edificio.

—Mierda.

Desenfundó a Bloody Rose y se alejó unos metros del dormitorio. Debía mantener una distancia suficiente para atacar y defender, en caso de que a algún estudiante saliera.

Pasaron apenas 7 segundos para que los niveles E estuvieran frente a él.

Díez contra uno.

La imagen de ese horrible campo de batalla cruzó como un destello frente a él, asustándolo.

¡Concéntrate!

Zero se regañó a sí mismo. Él no era un cazador inexperto. Fue entrenado desde niño, tenía la habilidad y un arma excelente. Y, sobre todo, era mucho más fuerte que esos niveles E. No terminaría como ellos.

Alzó a Bloody Rose y disparó. La primera ola de niveles E cayó de inmediato ante él.

— ¡¿Qué está pasando?!—uno de sus profesores, espantado por los disparos, se asomó por la puerta del dormitorio, totalmente fuera de sí. Grave error. Un segundo grupo de niveles E rodeó el edificio, dirigiéndose directamente hacia él. — ¡¿Q-Que son esas cosas?!