—Es la primera vez que la veo tan feliz junto a otras chicas.—Ichiru, a su lado, comentó sin apartar la mirada de su destinada que conversaba animadamente con Yuuki a unos metros de distancia.Resultó ser que, para su sorpresa, la vampiresa era absolutamente diferente a las nobles de la clase nocturna que Zero había conocido. Maria era tímida y risueña, emitía un aura maternal que daba seguridad al hablar con ella.
A nadie le extrañó que ambas chicas hubieran hecho buenas migas en sólo una noche. Yuuki era sociable por naturaleza y Maria, que era más tímida, se vio atraída por su entusiasmo. Lamentablemente para ellas, su amistad se mantendría por correspondencia, al menos durante unos meses, hasta que se aseguraran que Maria estaba en óptimas condiciones para asistir a la Academia. Por eso, estaban aprovechando hasta el último minuto mientras esperaban que llegara el auto de la familia Kurenai.
—¿Aún crees que los vampiros son seres despiadados sedientos de poder? ¿Aún los odias?—Ichiru preguntó suavemente.
La pregunta tomó a Zero desprevenido. ¿Los odiaba? Hace unos meses atrás no hubiera dudado en responder "sí", pero los recientes acontecimientos le obligaron a ver las cosas de un modo diferente, a aceptar la existencia de excepciones.
Cambiar un pensamiento arraigado por experiencias traumáticas era difícil.
—Acepto que pueden haber excepciones.
Ichiru sonrió, satisfecho con su respuesta—Cuando éramos niños, cada vez que los maestros cazadores decian que los vampiros sólo eran bestias que debían ser exterminadas, tu preguntabas "¿por qué?"Zero recordaba esos tiempos. Tal vez, el cuidar constantemente de su hermano le dio una mirada más sensible del mundo, una que le permitió cuestionar a los maestros.
—Y ellos respondían: "porque si no los matas, ellos te mataran."
—Y tu gruñías porque no era la respuesta que querías.—Ichiru refutó.
Yagari fue quien más luchó contra ese pensamiento. Zero por respeto a Kaito, un compañero aprendiz quien había perdido a su familia por un nivel E, comenzó a guardarse sus dudas para sí mismo. Pero en su interior seguía cuestionándose.
Hasta que llegó ese día.
Cuando la persona que menos esperó se transformó en una bestia sedienta de sangre frente a sus ojos. Era una hermosa mujer que trabajaba en una escuela cercana, su nombre era Naoko. Zero había sentido algo diferente en ella, él sabía que se trataba de un vampiro, pero decidió callar. Naoko jamás se había comportado mal frente a ellos, así que el pequeño Zero supuso que podía confiar en ella a pesar de ser un vampiro.
Ese fue su error.
Una tarde ella se transformó, cayó por completo a nivel E, y le atacó. Zero estaba concomocionado; no entendía como alguien tan amable como Naoko era esa bestia aterradora. Quería ayudarle, ver nuevamente ese rostro sonriente, pero fue ingenuo. Un nivel E fuera de control, simplemente puede provocar caos. Ese día, Yagari llegó a tiempo para salvarle, pero, debido a su ingenuidad, perdió su ojo a cambio.
Si en ese momento no hubiera dudado, su maestro aún conservaría su visión.
Años más tarde Hio Shizuka destruyó su familia, sometiéndolo a la agonía de la transformación.
Zero se convenció de que los vampiros y su afán por destruir eran el problema.
Fue fácil consumirse por el odio en medio del dolor. El niño de ese entonces odiaba a todos: a los vampiros que arruinaron su vida, a su hermano por traicionarlos, a sus padres por no poder protegerlos, a la asociación que no llegó a tiempo, a Cross que se empeñó en salvarlo y, sobre todo, a sí mismo.
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Crisantemo
FanfictionKuran Kaname se resignó a ser uno de los muchos "sin vínculo", personas destinadas a la soledad. Él jamás pensó que, tras miles años de existencia, conocería a su destinado, y mucho menos que ese destinado estuviera convirtiéndose en un nivel E. *...