Al abrir la puerta, un inconfundible aroma a canela le envolvió. Cerró los ojos, en un acto inconsciente, disfrutando de la conocida calma que le transmitía la presencia de Kuran. Zero se estaba acostumbrando a esas involuntarias reacciones, aunque no por eso le dejaban de sorprender o avergonzar.
La habitación estaba en penumbras. Bastó una mirada para darse cuenta que esa no era la oficina que visitó tiempo atrás. Los muebles mantenían el mismo estilo elegante, abundaban los libros, tanto en estantes como apilados en torres uniformes; en medio de la habitación destacaba una gran cama llena de almohadas y cobijas. Claramente era el dormitorio de Kuran.
¿Por qué Ichijo le enviaría allí? Bueno, no hizo falta pensar mucho en ello. La figura durmiente en la cama le dio una idea de la respuesta y no le agradó mucho.
—¿Por qué yo?—murmuró abatido mientras se acercaba a la cama.
Si el sangre pura tenía un pésimo humor al despertar, no debería ser él quien sufriera las consecuencias. Lo haría solo esa vez, únicamente porque ya estaba allí. Apenas bajara le dejaría en claro a Ichijo que no era un maldito despertador.
Movió ligeramente el bollo de mantas con pelo que era Kaname.
—Kuran. Oye, Kuran. —le llamó suavemente mientras le movía. Contrario a lo que esperaba, Kaname ni siquiera se movió.— ¡Vamos, despierta!
No hubo respuesta.
—¡Kuran! ¡Hey!
Sin respuesta, otra vez.
Comenzaba a pensar que Ichijo no le pidió que lo despertara para evitar su mal humor matutino.
Quizo reír por lo raro de la situación. Jamás se imaginó que Kaname fuera de sueño pesado—bueno, no es como si pasara por su mente cómo dormía el sangre pura—, simplemente no pegaba con esa apariencia distinguida.
Zero, guiado por la confianza que le daba la presencia de Kuran, se sentó en el borde de la cama, recargándose en el respaldo. Kaname, entonces, se movió, y él se tensó. Imaginó que despertaría—y sería muy incómodo explicar porqué estaba sentado cómodamente en su cama—pero el sangre pura se acurrucó contra él, igual que un gato.
Curiosamente le pareció muy tierno.
Llevado por ese sentimiento de ternura acarició las hebras castañas. Eran suaves, agradables al tacto. Zero se vio envuelto en una calidez embriagante que le incitó a cerrar los ojos y relajarse.
Sentía que estaba en el lugar correcto.
Ya no pensaba en lo raro de la situación, o que, definitivamente, se estaba tomando muchas libertades. Simplemente disfrutó del momento.
Inevitablemente, se quedó dormido.Pareció apenas un pestañeo, cuando el sonido de pasos le sacó de su ensoñación. No quería abrir los ojos, mucho menos levantarse. Estaba tan cómodo, tan a gusto en ese pequeño espacio, que definitivamente no permitiría que nada le alejase de allí.
Hasta que recordó dónde y con quién estaba.
Abrió los ojos sobresaltado. Rápidamente volteó hacia el reloj en la mesita de noche; marcaba las 13:30.
—Mierda...
¡Durmió media hora!
Zero se levantó con cuidado. Definitivamente no quería despertar a Kaname en ese momento. Era muy vergonzoso admitir que se quedó dormido acurrucado junto a él y que fue la mejor siesta de su vida.
No estaba preparado para eso.
Salió rápido de la habitación, dispuesto guardar la experiencia en el fondo de su mente.
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Crisantemo
FanfictionKuran Kaname se resignó a ser uno de los muchos "sin vínculo", personas destinadas a la soledad. Él jamás pensó que, tras miles años de existencia, conocería a su destinado, y mucho menos que ese destinado estuviera convirtiéndose en un nivel E. *...