El mundo se detuvo momentáneamente en la biblioteca de su hogar. Siempre lo hacía cuando Zero miraba a Kaname. Era injusto como la misma luz del sol parecía bailar sobre su piel, como la brisa movía ligeramente los mechones castaños, como esa imagen robaba su aliento.
Era hermoso.
Zero podría quedarse allí escondido, simplemente observando a su alma gemela existir, pero había que actuar. Ya lo había decidido.
—¿Es muy bueno el libro?—preguntó desde la puerta de la biblioteca, asustando a Kaname, haciendo que botara el libro al suelo. Fue adorable. Zero evitó con éxito reírse.
—S-Sí, interesante. —Kaname tartamudeó y recogió el libro. Era realmente adorable a sus ojos.
Zero entró en la habitación con una suave sonrisa en su rostro. Durante los diez minutos que estuvo escondido, Kaname no pasó ni una sola página, su mente estaba en cualquier parte menos en ese libro. La parte posesiva de sí mismo, esa que Zero mantenía a raya, quería ser la razón de su distracción.
—Llegaste temprano.—Kaname comentó intentando ser casual, aún sin mirarlo a los ojos.
—Es viernes.
Día en el cual no tenía talleres que impartir por la tarde.
—Oh, lo olvidé.
Zero le creía. Después de todo, los últimos dos días Kaname había evitado su mirada constantemente, absolutamente nervioso. También estaba más abstraído en sus pensamientos, lo que había logrado que Aido lo enviara de vuelta a casa después de arruinar tres valiosas pruebas en el laboratorio y Zero recibiera una llamada iracunda para solucionar el problema.
Zero estaba dispuesto a solucionarlo.
Avanzó decidido hacia Kaname, arrodillándose frente a él. En esa posición, Kaname no podía evitar su mirada, sus ojos borgoña reflejaban sorpresa. Había fantaseado muchas veces con esa conversación, imaginando cada forma diferente de hacerlo, mil discursos, mil acciones. Quería asegurarse de ser claro. Quería asegurarse de ser bien recibido.
Ahora, frente a su alma gemela, esas mil fantasías se esfumaron.
Tal vez, era la euforia de tener a Kaname tan cerca, pero tenía la certeza de que dijera lo que dijera sería lo correcto. Su mano derecha acarició la mejilla izquierda de su destinado, consiguiendo un ligero sonrojo en su pálida tez.
—Te amo.—Zero pronunció sin un atisbo de duda. Había esperado tanto para decirlo que se sintió liberador finalmente hacerlo— Amo cada parte de lo que eres, la persona que fuiste y la que eres ahora. Amo como cuidas a quienes quieres, tu lealtad y entrega. Amo la forma en que te emocionas cuando hablas de lo que te gusta y la forma en la que me escuchas. Amo la forma en como intentas superarte día a día. Quiero que seas feliz y que puedas verte como yo te veo. Y quiero ser más que tú destinado, quiero ser tú novio, tu esposo. Quiero entregarte todo de mi.
Kaname, por su parte, contuvo la respiración. Su corazón retumbaba en sus oídos, sentía que iba a explotar en cualquier momento. La devoción en la mirada de su destinado, el afecto en sus palabras, se sintieron como una avalancha. Una hermosa avalancha que jamás pensó que lo alcanzaría.
Zero quería estar con él, quería una relación romántica con él. ¡No podía creerlo! ¿De verdad no imaginó todo? Su cerebro era capaz de tal hazaña, estaba seguro. Pero Zero seguía allí, su mano aún en su mejilla, esperando su respuesta y Kaname no podía ser elocuente.
—¿De verdad?— susurró, aún esperando que fuera un sueño, que se despertaría en cualquier momento y todo quedaría en un delirio más.
—De verdad. —Zero se alzó un poco, quedando a su altura, y juntó sus frentes antes de juntar sus labios.
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Crisantemo
FanfictionKuran Kaname se resignó a ser uno de los muchos "sin vínculo", personas destinadas a la soledad. Él jamás pensó que, tras miles años de existencia, conocería a su destinado, y mucho menos que ese destinado estuviera convirtiéndose en un nivel E. *...