Zero, desde que llegó al lugar se sintió hastiado.
Los nobles chuchicheaban entre ellos dedicándose sonrisas falsas, repartiendo rumores de tal o cual familia, comparándose entre ellos con comentarios agridulces. Era una reunión de ricos viejos chismosos, al igual que la mayoría de las reuniones de élites.
Su maestro y él, se mantuvieron en un costado, vigilando a la distancia el evento. Sólo algunos les prestaron atención; les contemplaban brevemente para luego volver a lo suyo. Yagari, a su lado, bufaba irritado cada vez que su mirada chocaba con algún vampiro.
Cuando Kuran hizo su entrada, Zero se sintió realmente enfermo. Los nobles dirigieron sus cínicas sonrisas hacia Kaname, mirándolo con ojos codiciosos, como si fuera un animal exótico que ansiaban poseer y domesticar. Que miraran a su destinado de esa manera le puso los nervios de punta.
Quiso desenfundar a Bloody Rose y dispararles.
Desde que estaba consciente del vínculo que los unía, se había vuelto muy protector con Kaname. Si bien, sólo lo observaba de lejos, sentía un fuerte instinto de protegerlo; lo que era irónico si tomaba en cuenta que el sangre pura era mucho más fuerte que él.
Aunque, Zero bien sabía que la fuerza física no lo era todo.
Kaname mantuvo una expresión cordial en todo momento. Cada vez que alguien le hablaba, ponía una amable sonrisa y dirigía su completa atención a esa persona, dándoles confianza. Era todo un líder carismático.
Su vínculo, sin embargo, le transmitía lo contrario. El desagrado de Kuran igualaba al suyo. El tipo, simplemente, era un excelente actor.
Ambos estaban de acuerdo en algo: querían largarse de allí en ese preciso instante.
La llegada de la sangre pura sólo empeoró su sentir.
Zero observó incómodo el encuentro de ambos sangre pura. Shirabuki Sara se tomaba demasiadas confianzas con Kuran para su gusto; ella se había colgado de su brazo apenas terminaron los saludos, autodenominándose su acompañante en la velada.
Shirabuki tenía la misma mirada que esos repugnantes chupasangre.
Zero gruñó irritado. ¿Dónde estaban los fanáticos de la clase nocturna cuando se necesitaban? ¿No eran sus guardaespaldas o algo así? Si Kuran estaba incómodo, al menos deberían espantar al resto. Aido y Souen eran expertos en eso.
Pero, Kaname no demostraba sus propios sentimientos, así que, ¿quién lo notaría?
¡Él!
Ah, que difícil era tener un destinado.
—Me gusta tu cabello, es muy lindo —una voz infantil llamó su atención. A su lado derecho, un pequeño niño le sonreía.—¿Puedo tocarlo?
—A tus padres no les gustaría la idea.—opinó suavemente.
Por mucho que fuera un vampiro, no podía ser borde con un niño. Consideraba a todos los infantes seres indefensos, que requerían protección y un trato cariñoso. Le era impensable dañar a un niño, aún si fuera con una respuesta cortante.
El pequeño hizo un adorable puchero; sus curiosos ojos bicolor le veían suplicantes.
—Madre está conversando con la señora Iris, siempre me deja de lado cuando conversa con ella. Padre está con el señor Aido.—apuntó en ambas direcciones donde supuestamente estaban sus padres.— ¡Sólo será un momento! ¿Puedo?
Zero desvío la mirada hacia su maestro; Yagari se encogió de hombros, dejando el asunto a su criterio.
Suspiró. ¿Por qué tenía que ser tan débil ante los niños?
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Crisantemo
FanfictionKuran Kaname se resignó a ser uno de los muchos "sin vínculo", personas destinadas a la soledad. Él jamás pensó que, tras miles años de existencia, conocería a su destinado, y mucho menos que ese destinado estuviera convirtiéndose en un nivel E. *...