Capítulo Veintinueve.

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Abro los ojos y lo primero que veo es cabello negro sobre la almohada.

Nicole duerme a mi lado en una posición bastante extraña. Para empezar, su brazo izquierdo está debajo de la almohada, hacia arriba y el otro está prácticamente enterrado en mis costillas. Una de sus piernas está entre mis piernas y la otra está recogida a su lado.

No entiendo como no le duele la espalda.

Veo la hora en el reloj de mi escritorio y resoplo, aún podía dormir media hora más.

Esta es la cuarta noche que ella duerme conmigo y la segunda en la que su trasero se frota contra mi erección matutina. No lo hace con querer pero me está matando.

Quito mis brazos alrededor de ella y hago lo mismo que hice la vez anterior, me volteo por completo.

También miro mi entrepierna imaginando ese día en el que casi me convirtieron en trocitos de carne para el perro y la fiesta ahí abajo disminuye considerablemente después de unos minutos.

Y Nicole también se voltea para abrazarme.

Sonrío porque de estos cuatro días durmiendo con ella puedo decir bien que antes de despertar acaricia todo a su alrededor, puede ser la ropa de cama, las almohadas, su cuerpo o el mío. No sé por qué lo hace pero lo encuentro adorable.

Ahora mismo su palma se abre y se cierra sobre mi abdomen.

—¿Qué hora es?

—Nueve y treinta.

—Quiero comer huevos— imagino que aún tiene los ojos cerrados— ¿Te gustan los huevos?

Me gustan esos momentos en los que nos podemos conocer más, ya sea gustos o aspiraciones.

—Me gusta todo tipo de comida pero casi nunca como, siempre voy por lo más simple.

—Por eso estás tan flaquito, te faltan nutrientes ¿Voy a hacer el desayuno y tu te arreglas primero?

—Hecho.

~~~

—No me gustan tanto las fiestas.

—¿A cuántas has ido?

—¿Dos?

La miro obvio y omito comentario, en cambio solo tomo su mano y nos encamino hasta la puerta de entrada.

Alex tenía razón al decir que sería la fiesta más grande.

Partiendo por el hecho de que la casa es una mansión por donde la veas.

Los chicos aparecen y Syd se lleva a Nicole de inmediato. Alex me arrastra hasta la mesa de beer pong donde pateo su culo como siempre.

—Te odio, Jaxon.

—No lo haces— le saco la lengua.

Intento correr pero me pide la revancha.

Vuelvo a ganarle y después de media hora estoy buscando a Nicole para bailar con ella. La encuentro con una sonrisa en el rostro.

Con la emoción del momento se lanza sobre mí. Deja un beso en mi boca y me arrastra con sus amigas.

Hago el loco frente a ella y le saco un montón de risas que la dejan aún más llena de felicidad.

—No sabía que podía divertirme tanto.

La arrastró hasta una orilla y le busco agua. Me agradece y la bebe por completo en menos de un segundo.

JAXONDonde viven las historias. Descúbrelo ahora