EPÍLOGO: Detrás De Ti

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El canto de las cigarras fungía como música de fondo a sus veraniegas actividades.

Había labrado el campo muy temprano por la mañana y descansaba ahora en el pórtico trasero, sentado sobre la silla de mecer, dormitando.

En medio de la nada, rodeado de extensas llanuras teniendo como fondo las montañas.

Todo era tan tranquilo.

Lo que durante su vida había ansiado.

A tan solo un año de llegar a una nueva década de vida, KyungSoo había alcanzado con satisfacción sus infantiles aspiraciones.

Vivir una vida tranquila, sin ninguna otra humana compañía más que su sombra.

—Mh— murmuraba el de baja estatura, con los ojos semi cerrados, distinguiendo a través del cristal de sus gafas el paisaje frente a él.

El cielo azul poseía apenas un par de blancuzcas nubes, el contraste hecho con las verdes praderas daba la sensación de un ambiente apacible.

Había huido de prisión bastantes meses atrás, sabía que todo el país lo buscaba, que su retrato estaba dentro de los criminales más buscados. De alguna manera, había logrado evadir todos los filtros de seguridad y pudo llegar hasta ese lugar.

Una rustica hacienda donde cultivaba sus propios alimentos, donde aprovechaba la tierra y todo el conocimiento que poseía en la agricultura y se dedicaba a comercializar las hortalizas que crecían en su propiedad.

Le vendía las plantas a un anciano agricultor que parecía no tener la menor idea que su identidad. El comerciante también lo proveía de vivieres básicos para la supervivencia en medio de lo inhóspito.

—¿No sería más cómodo para alguien de su edad vivir en una ciudad? — preguntaba el anciano cada vez que tenía oportunidad de ver a KyungSoo.

—Las ciudades son ruidosas— respondía el más alto —Hay demasiadas... personas.

El anciano sonreía, creyendo entender la referencia del sujeto de anteojos.

KyungSoo dejó de mecer su silla, sus ojos habían cedido y viajaba ahora en un ligero sueño.

Pero a los pocos minutos, el único ser viviente que fungía como compañero lo alertó del arribo de un motor.

El canino corrió desde el pórtico trasero recorriendo la casa hasta el jardín de enfrente donde se detuvo a un par de metros de la cerca de la entrada.

—¿Acaso lo olvidé? — se preguntaba el de menor estatura, poniéndose de pie, creyendo que la fecha para la recolecta de hortalizas había llegado, a pesar de no tener nada listo, KyungSoo se animó a ir hasta donde el perro ladraba con energía —Basta ya.

El perro corrió de regreso a su lado, incitándolo con movimientos juguetones de la cola para que lo siguiera.

—No sabía que te llevabas tan bien con ese anciano— hablaba KyungSoo con una ligera sonrisa, caminó con tranquilidad, atravesando su hogar.

Un sitio de una sola planta, espacioso, perfectamente acomodado y con el aura de una antigua cabaña que había sido reparada con creces.

El de baja estatura bajó se acercó a la puerta de enfrente que permanecía abierta desde muy temprano en la mañana. Y desde su posición pudo vislumbrar un auto completamente ajeno.

No reconoció la destartalada camioneta del granjero, en su lugar, vio un coche moderno, de brillante pintura plateada.

—¿Uh? — KyungSoo fue acercándose con lentitud, hasta que finalmente salió de la casa y caminó por el jardín delantero, permaneciendo dentro de la propiedad.

La puerta del piloto se abrió.

KyungSoo comenzó a sentir nervios, su frecuencia cardiaca aumentó, de repente se sentía listo para echar a correr y volver a huir. Tenía un plan de emergencia por si alguna vez era encontrado.

El conductor salió de su sitio, dejándose ver de frente.

El menor se paralizó en cuanto distinguió la imagen del detective Park, con el semblante sereno, su aspecto era exactamente el mismo de siempre, él también estaba a nada de apiñar una nueva década de vida y su imagen corporal irradiaba vigorosidad.

ChanYeol también pudo observarlo, cerró la puerta de su auto y caminó hasta la entrada de la cerca de madera, se detuvo apenas a un metro de llegar a ella.

KyungSoo lo había seguido con la mirada.

Durante el tiempo que había permanecido oculto, no había dejado de pensar ni un solo momento en la extraña situación que dejó inconclusa, sus sentimientos no habían cambiado en lo absoluto, pero el repudio impreso en la voz de ChanYeol la última vez que pudo escucharlo lo hizo querer alejarse por el bien de ambos.

Sin saber que ChanYeol había optado por aceptar sus sentimientos con reciprocidad.

Después de tanto tiempo, finalmente estaban frente a frente.

KyungSoo no sabía si el detective había dado con su paradero como parte de una nueva investigación e iba con intenciones de aprehenderlo.

Mientras que ChanYeol desconocía si el más joven verdaderamente había superado sus sangrientas pulsiones y había logrado frenar su masacre.

Había cientos de dudas por ambas partes, unas más difíciles de responder que otras. Pero la más importante rondaba ambas mentes.

¿Todo seguiría igual entre ellos?

—Hola KyungSoo— el detective Park se atrevió a tomar la palabra.

El contrario no supo que expresar durante los primeros segundos, pero luego de tranquilizarse, devolvió el saludo como siempre había hecho.

—ChanYeol— dijo con seguridad.

Nuevamente, nadie dijo nada.

Se quedaron viendo en completo silencio.

Durante aquella pausa, por medio de profundas miradas pudieron externar todo aquello que eran todavía incapaces de expresar con palabras habladas.

Podían entenderse.

Después de todo, ChanYeol comprendía a KyungSoo mejor que nadie y KyungSoo habitaba la mente de ChanYeol. Ambos eran mucho más similares de lo que podía pensarse.

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CRIMINAL-MENTE [ChanSoo] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora