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Por alguna extraña razón ese lugar lo calmaba y aunque la mayoría le tuviera miedo él simplemente se sentía en paz.

Se encontraba caminando por el extenso bosque del lugar, ignorando todo aquello que pasaba a su alrededor, cuando era pequeño le gustaba ir ahí, solo que ahora por desapariciones raras ya no le dejan ir, pero en ese momento no le importaba desaparecer.

Camino un poco más adentrándose en el frondoso bosque, hasta que llegó a un lugar un poco más abierto en donde vio un tronco caído en el cual decidió sentarse.

Ya sentado pudo apreciar la tranquilidad del lugar, los sonidos de la brisa chocando con la rama de los árboles, los pájaros volando de un lado al otro, haciendo que todo se sintiera bien.

Mientras tanto otra presencia lo observaba como si fuera un pequeño e inocente animalito del bosque, este pisó una rama a propósito para que el chico lo escuchara.

–Se que estas ahí no te haré daño, puedes salir –dijo con un tono inocente pero firme, alzando su cabeza para mirar de donde provenía ese sonido.

–Yo no diría eso querido, no sabes si soy yo el que puede dañarte a ti –contestó de forma burlona.

Vio como alguien salía de su escondite detrás de un árbol con una leve sonrisa burlesca, mientras se recostaba en el mismo.

Cuando el pequeño Monkey lo vio se quedó extrañado, nunca lo había visto por el pueblo, así que se levantó de donde se encontraba para poder observar mejor al desconocido.

El cual era un hombre alto, con dos pendientes en cada oreja, vestía una camisa blanca y por encima una gabardina negra, con unos pantalones azulados, traía un gorro blanco con motitas chocolate oscuro, pero lo que más atrajo su atención fue el color de sus ojos, joder sus ojos era tan atrayentes de un color gris profundo que lo dejo hipnotizado.

Cuando logró entrar en razón le miró por unos segundos para luego responderle –Si quisieras hacerlo ya lo hubieras hecho no lo crees –no se iba a dejar intimidar por él.

–Y quien dijo que no puedo esperar para cumplir mis fechorías, pequeña paloma –sonrió arrogante.

–Puedo defenderme solo –desafío sin temor alguno.

Luego de eso hubo un pequeño silencio en el que se miraron cara a cara, hasta que el menor no pudo soportarlo más y dejó salir una sonora carcajada.

En cambio el mayor de ambos lo miró con incredulidad por dicha acción, enmarcando una ceja y formando una media sonrisa dijo –Eres muy valiente niño.

–No soy un niño, mi nombre es Monkey D. Luffy y el tuyo es...

–Acaso tus papás no te dijeron que es peligroso hablar con extraños –"que chico más raro"

–No se, no tengo papás aunque mi hermano mayor me ha dicho sobre esas cosas, pero si me dices tu nombre ya no serás un extraño –comentó con la sonrisa más grande y sincera que haya visto.

El mayor suspiro derrotado –"idiota" –Mi nombre es Trafalgar Law.

El monito lo miró dudoso, mientras ponía sus dedos en la boca pensando algo –Traf.. Trofo... tor.. Torao, si te diré Torao.

–¿Que?, mi nombre es Trafalgar, no Torao además que tipo de apodo es ese –decía con notoria molestia –Si no puedes decirlo solo dime Law.

–Shishishi nop Torao es Torao lo siento pero tu nombre es algo difícil y no me sale –le confesó mientras sonreía.

–Te han dicho que eres un idiota –dijo apartando la mirada del menor.

–Muchas veces la verdad, pero no me importa siempre sigo mis ideales –sonrió orgulloso.

El mayor volvió a suspirar cansado –Haz lo que te dé la gana –no podía contra el menor, este era demasiado bueno le parecía hasta estúpido discutir con el para que dijera bien su nombre.

Pero aun así había algo que lo atraía hacía el chico y aunque quisiera negarlo su sonrisa estúpidamente sincera era el mayor motivo de esto.

Trafalgar sacó de su gabardina las manos enseñándolas al menor, para que le de la suya.

–Bueno, ven siéntate conmigo y cuéntame que haces por este lugar tan peligroso y solitario –ofreció su mano.

Luffy se sorprendió al notar los tatuajes en las manos del mayor, los cuales le parecieron geniales.

Tomó la mano de Law y se dejó guiar hasta el tronco donde había estado no hace mucho. Se sentía raro al tomar la mano del otro, era una sensación nueva, cuando de repente pudo notar que su corazón latía más rápido, no entendía el porqué pero no se quejaba tampoco.

El pequeño empezó contándole sobre sus hermanos, su forma de trabajar, sus amigos, hasta que llegó a decirle el porqué estaba ahí.

–Así que tuviste una discusión con tu mejor amigo del cual creías estar "enamorado", porque piensa que le das tiempo demás a tus otros amigos –hablo tratando de entender al menor.

–Si, que piensas de eso Torao –le miro algo triste.

–Bueno no conozco al otro tipo pero estoy seguro de que no te gusta nada solo confundiste las cosas y diría que está celoso de tus amigos aparte de que quiere controlarte –alzó los hombros en forma despreocupada.

–Controlarme –murmuro para si mismo –Porque lo dices –cuestiono confundido.

–Bueno seguramente él está enamorado de ti, pero solo quiere que tu tiempo se centre en él y en nadie más.

–Mmm eso no me gusta nada, soy libre de tomar mis propias decisiones –sentenció seriamente.

–Bien dicho –dijo sonriendo sinceramente mientras le despeinaba el cabello de forma cariñosa.

Luffy lo miró incrédulo, era una de las sonrisas más bonitas que había visto, pero decidió no decir nada al respecto y solo le devolvió el gesto al mayor.

La tarde transcurrió amena y tranquila con los dos hablando de todo un poco sin preocuparse de nada.

–Diablos ya casi está por anochecer –dijo algo preocupado –Me tengo que ir o si no Ace se volverá loco –se levanto rápidamente.

–Está bien, déjame acompañarte hasta la salida del bosque –dijo mientras se levantaba para ofrecerle su al menor, el cual la tomó gustosamente.

El transcurso desde donde estaban hasta la salida del bosque lo hicieron en un silencio bastante cómodo para ambos. No fue hasta que llegaron a su destino, que volvieron a hablar.

–Bueno aquí nos separamos –dijo apretando levemente la mano del tatuado.

–Eres un misterio Mugiwara-ya, pude haber sido un psicópata dispuesto a matarte y aun así me seguiste –comentó extrañado de la ingenuidad o confianza del menor.

–Pero no lo eres y fuiste muy amable conmigo al escucharme y aclararme lo que pasaba con Coby, gracias Torao –sonrió amablemente.

–Está bien –suspiró derrotado –Si quieres hablar con alguien ya sabes donde encontrarme.

Ambos se despidieron y cada uno se fue por su lado pensando en lo que acababa de suceder con una pequeña sonrisa en su rostro.

Almas OscurasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora