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Título; drama.

Descripción; Por que los dramas son lo mejor que puede existir.

Advertencia: Relación con el os anterior.

Nt: >: Yo sólo les digo que van a quedar así: :O<

El ruido de las olas del mar era relajante, pero ahora sólo era un ruido molesto y que sólo hacía enojar más al jarocho. El sol estaba por meterse, para dar paso a la luz de luna y la oscuridad que sólo la noche podía brindar.

—¡Me dijiste que me amabas!—gritó con el alma desgarrada Puebla, quién vestía de ropajes color blanco y livianos.

¡Tu sólo querías más poder!— acusó él, igualmente vestido de blanco.—¡Sólo querías un estúpido canal que te diera más dinero! ¡Me dolió! ¡Te ame, puta madre!— gritó, escuchando como una canción sonaba a la par que una nueva persona se hacía presente en tan dolorosa escena.

El sonido de los violines era triste, y con este una tabasqueña venía a paso lento, derramando lágrimas.

Veracruz suspiro, tratando de controlarse.

—Entonces lo que me dijo Yuca era verdad. — dijo, con una sonrisa falsa. Perfecto. —¡¿Por que me mentiste así?! ¡Por tu maldita culpa mi hijo murió! ¡Tu hijo!

—¡Así que esta es la perra con la que me engañabas! — Exclamó furiosa la poblana, dirigiéndose hacía el para golpearle.

—No eramos nada Puebla, termine con ella antes de aceptar ser tu esposo.— Explicó,  tomándose el puente de la nariz para darse un masaje en él.

Las cosas iban de mal en peor.

—¿Y esperas que te crea?— preguntó irónica, jalandose sus largos cabellos que anteriormente eran su orgullo.

Tabasco río con amargura.

—No, ¿esperas que de nuevo caiga en tus juegos? ¿Crees que no sé que salías a mis espaldas con París? ¿O quieres que te recuerde como murió Chiapas por tu culpa? ¿Ya recordaste como arruinaste su matrimonio con Queretáro?— contratacó furioso, recordando a su amigo que había muerto en un viaje a Quintana Roo.

Puebla enmudeció:—¡¿Así que ahora yo soy la mala del cuento!? Bien, me parece perfecto. — Miró a su supuesta mejor amiga, y sonrió. —¿Quieres que te diga que su embarazo fue una farza? ¿Qué ella sólo nos buscó en venganza por Olmeca?

Para ese entonces, la luna ya era la estrella de la noche. Los luceros de la noche salían con timidez, al igual que las verdades de ellos tres. El jarocho estaba atónito por lo que Puebla de los Angeles le había confesado.

—Veracruz, si alguna vez me amaste de verdad, no le creas.— rogó la tabasqueña, incandose.

—Por eso jamás me dejabas tocar tu vientre. Te fuiste lejos de mí, huiste con Nuevo León y me hiciste creer que mi supuesto hijo había muerto por mi culpa.— Veracruz trazó las direcciones de cada acción que había tomado, dándose cuenta que esas dos mujeres lo habían engañado, habían jugado con sus sentimientos como sí de un muñeco se trataba.

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