¡Somos sur!

O82

Título: "De pañales a juguetes".

Descripción: ¿Qué tan difícil podía ser cuidar a un niño? Seguro era pan comido, ¿no?.

Nt: Lucy es hermosa, puto el que diga q no 😔👊.
Ahre, yo sólo vengo con la segunda parte de esto jJAKDBWIS.

[...]

De un bebé de un año y medio, a un niño de tres años, realmente no había mucha diferencia.

Sólo un año y medio. Y aproximadamente treinta centímetros más.

Aunque para ellos, una semana nada más. Al parecer, estos iban creciendo rápido, como la necesidad de que algunos ya caminaban, otros lo hacían como patos, y unos más se reusaban a dejar los brazos más que nada por mera flojera.

Como Quintana Roo, Tabasco y Veracruz, que se negaban a caminar por su cuenta. Ah.

¡Ni por un dulce, maldita sea!

¿Quién en su sano juicio rechaza un dulce? ¿¡Quién!?

«Lo que hace la vaguez.» piensa Guanajuato, al lado de la chica zacatecana.

Pero después recuerda que el despierta a León sólo por que tiene flojera de ir a prender el boiler, y se le pasa.

—Vamos Tabasco, camina. — alienta él, ya hasta el copete de que está sólo este sentada bostezando.—Ven por el dulce~— canta suplicando que venga por el chocolate en sus manos.

—Na, ni velgas.— Lo único malo de esto, es que esos niños eran los que mejor hablaban.

Y los que más groseros eran.

—¿¡Qué son esas palabras, señorita!? — Un indignado Nuevo León entra de una patada al cuarto de el guanajuatense.
A su lado, la tamaulipeca entró calmada.

Al parecer todos tenían esas mañas. Que feo.

—¡Yo no te he educado así! — 'reprende' con suavidad a Tabasco, que sólo lo ignora. —¡Puta madre! — chilla cuando Tabasco se empieza a reír de él, sólo por que se ve chistoso y le parece una vaca.

No hace falta decir que la palabra respeto y autoestima, se fugaron del norteño.

—¡Uta mare! ¡Uta mare!— Quintana Roo exclama riendo y aplaudiendo ante una nueva palabra que decir.

—¡Pinche Nuevo León no hables groserías! — Maya ingresa al lugar bien enojado por que su nene aprendía todo lo que decían, especialmente las groserías.

Ah, que rápido crecían.

—¡Ah! ¡Pero si yo no dije ni una pinche palabra fea!— reclama enojado, aún temiendo por su vida.

—¡'Inche Nuevo Lion!— grita está vez la tabasqueña, feliz de la vida. —¡'inche  Maya!— y ahí sabe que es cuando firma su sentencia de muerte.

Veracruz ríe también, antes de caminar cómo un pato hacia Tamaulipas, que se siente feliz por ser el motivo de la caminata de Veracruz.

Tenía el ego hasta las nubes.

—¡Comida! ¡COMIDA!— pide el, a punto de lanzarse a llorar como Victoria Rufo en Corona de Lágrimas.

Y ahí, es donde Tamaulipas comparte la tristeza con los demás. Veracruz sólo quería comer ya.