El sol salía y una leona caminaba por las praderas con sus dos cachorros.
Sus pequeños crecían con rápidez y al fin la reina decidió que era tiempo de que los príncipes obtuvieran un poco de experiencia en el arte de la cacería, nos encontramos en los tiempos de poca lluvia; significa que las especies comenzaban a abandonar las praderas en busca de pastos más verdes, sin embargo habían muchos antílopes de los cuales se podían escoger.
*Nala: niños, por favor... La primera regla esencial es ¡No hacer ruido!
Los cachorros dejaron de correr y comenzaron a caminar al mismo ritmo que su madre.
*Nala: entiendo que quieran jugar pero ya es hora de que aprendan a cazar y se vuelvan parte del círculo de la vida.
*Adira: está bien mamá.
*Kopa: si mamá lo entendemos— el joven príncipe suspiro y miró a su costado un grupo de búfalos— mamá que te parece si regresamos con uno de esos.
*Nala: niños, nunca cacen a un búfalo solos, para eso deben estar con toda la manada— la leona miró al grupo de búfalos y bajó la voz con la esperanza de que el rebaño no notarán su presencia— niños caminen sin hacer ruido, los búfalos son peligrosos podrían matarlos si tuvieran la oportunidad, pasemos sin ser vistos.
La leona siguió su camino hasta que su atención se posó en los cachorros que se habían frenado bruscamente.
*Nala: ¿Niños que pasa?
*Kopa: mamá creo que sí notaron nuestra presencia.
La leona al mirar pudo ver uno de los búfalos que se acercaba con rápidez.