El tiempo pasó desde la última visita de Zazu y desde entonces sarabi se corono como la nueva líder de la pequeña manada, que estaba conformada por Adira, Laynus, Serafina y las hermanas de sarabi sin contar a Timón, Pumba y que dos de las hermanas estaban en espera de nuevos cachorros, las leonas se habían adaptado bien a la nueva sona dónde una parte era bosque y por los alrededores había praderas donde los herbívoros pastan haciendo una buena sona de caza.
Ya Adira se había convertido en una preadolescente a medida que fue creciendo su ojo fue recuperando su tonalidad azul, lo cual resultó raro para el grupo pero ya no estaban con su consejero Rafiki para que les dijera el por qué del cambio.
Para sarabi lo más importante era que su pequeña princesa creciera con una vida normal y como ya casi era una adolescente ella comenzó a unir la a las cesiones de caza para que fuera aprendiendo las técnicas de sus abuelas y tías.
Al principio la joven leona se sentía desconfiada ya que recordaba la última travesía que tuvo que fue con su madre y hermano, le traían buenos como malos recuerdos pero ya se habían convertido en solo recuerdos,ella miraba a su abuela y la gran habilidad que ella tenía para la caza.
Tenia todo lo que a ella aún no poseía que era el sigilo, paciencia, pero a ella se le dificultaba esconderse ya que sus abuelas y tías se camuflaban perfectamente con el ambiente mientras que a ella todavía se le dificultaba ya que su pelaje era blanco y no era pardo como el de su familia.
Después de una buena cacería la familia regreso nuevamente a la zona donde habían decidido quedarse era, un buen sitio, contaba con una cueva que estaba rodeada de árboles que proporcionaban la sombra suficiente para que la familia se mantuviera cómoda y una linda vista ya que se encontraba en la cima de un acantilado donde solamente tenían un punto que vigilar el otro extremo era una pendiente y tenía una vista espectacular del lago y las montañas donde podían observar como varias especies disfrutaban del hermoso oasis que se encontraba bajo ellas.
Adira solo contaba los días para regresar a su verdadero hogar con sus padres los cuales le hacían mucha falta, extrañaba mucho a su hermano pero ya ella sabía que él nunca volvería, solo contaba con la compañía de su mejor amigo y su familia solo con las ansias de regresar un día a la roca del rey a su verdadero hogar, por las noches lloraba y tenía pesadillas por lo ocurrido.Solo tenía recuerdos leves de lo que había pasado, recordaba a la misteriosa cachorra que fue a buscarla aquella tarde en el prado donde jugaba con sus amigos, cuando cruzaron el río y de repente fue rodeada por una manada de leonas extrañas, una de ellas le pareció muy macabra, suponía ella que era la líder de ese grupo ya que fue la unica que le habló, recuerda que la atacó ella trataba de defenderse pero fue en vano ya que era muy pequeña solo escuchaba a lo lejos con claridad los gritos de su hermano que suplicaba para que la soltaran y lo atacarán a el, luego de eso solo vio oscuridad, luego recuerda que despertó en el árbol de rafiki llorando, cuando se encontraba mejor su padre decidió sacarla del reino lo cual no le pareció justo ya que ella quería estar en su hogar con su familia y amigos para poder enfrentar el peligro que los acechaba pero su opinión no fue tomada en cuanta.
A pesar de todo lo que había sufrido, ella se sentía a gusto en este nuevo lugar solo faltaban sus padres y hermano para sentirse completa, pero se sentía tranquila estando con sus abuelas, tías y Laynus. Ella también esperaba la llegada de los cachorros para tener una pequeña distracción, quería saber si iban a ser niñas o niños para tener con quién mas jugar, mientras tanto su único compañero era Laynus quién la cuidaba, mimaba y consolaba en sus momentos difíciles.
Laynus: ¿Que tanto piensas mi luna? — el joven se acerco y se recostó al lado de la albina que observaba el panorama, sacándola así de sus pensamientos.
Adira: ella nota la presencia de Laynus y al escuchar su comentario solto una pequeña sonrisa — ¿Luna? ¿De dónde sacas eso?— la albina aparto la mirada del horizonte para ver los ojos de su amigo.
Laynus: si detallas bien, eres igual de hermosa que la Luna— el soltó una sonrisa y miro el cielo — recuerdo que tú padre nos había contado la historia en la noche en que nacieron Kopa y tú. Y el decía que habia salido una luna tan grande y blanca que el nunca antes había visto y que las estrellas brillaban sin parar— dejo de ver el cielo y miro el rostro de Adira — tus ojos son esas estrellas brillantes y tú eres esa hermosa luna, bajaste desde el cielo nocturno para iluminar nuestras vidas, por eso eres diferente y es lo que te vuelve tan especial— adira simplemente le dió las gracias para luego bajar la cabeza para esconder su sonrojo, Laynus la abrazo provocando que ella se sonrojara más para luego dejarse llevar por el abrazo — ¿Que te preocupa?
Adira: ella levantó su rostro y miro a Laynus con un poco de tristeza en su mirada — en mis padres en nuestro hogar, en la muerte de Kopa. ¿No extrañas a tu madre y a Suki?
Laynus: el joven soltó un suspiro mientras buscaba las palabras adecuadas para responder a la pregunta de la albina— no te estanques en el pasado Adira ya las cosas irán mejorando, te lo prometo y a la pregunta que me hiciste pues... Si las extraño, pero mi deber es estar aquí contigo. Te prometo que siempre estaré contigo y siempre te cuidare— el se sorprendió al recibir un beso en la mejilla de parte de la albina lo que provocó un pequeño sonrojo de su parte.
Adira: ella se acercó más a su pecho mientras cerraba sus ojos ya que se sentía segura al lado de Laynus— gracias — ella lo pronunció apenas en un susurró apenas audible, pero fue lo suficiente como para que el lo escuchará.
Mientras tanto en un lugar no muy lejano Sarabi y Serafina observaban a los jóvenes.
Sarabi: ¿No crees que hacen linda pareja?
Serafina: si lo creo aunque Adira todavía es muy joven no crees?
Sarabi: también lo creo, pero también pienso que Laynus es lo que ella necesita para superar su trauma, el al lado de ella formarán su propio hogar juntos.