Pasaron semanas, Adira y Kopa crecían muy rápido, ya habían pasado tres meses desde la presentación y los pequeños ya estaban comenzando a caminar, y estaban más revoltosos que nunca, Adira era muy juguetona y la mayor parte del tiempo dominaba a su hermano Kopa, desde que estaban recién nacidos ella siempre le mostró a su hermano quien era la que mandaba de los dos. Esto sorprendía a todos ya que Adira era la menor y Kopa era el primogénito y debería de ser el quién le mostrará dominio a su hermana menor.
Pero a él no le importaba ser dominado por su hermana, ella siempre le ganaba en sus pequeños juegos de lucha, se sentaba sobre él mostrando dominio y siempre lo molestaba mordiendo sus orejas, aveces Nala o sus abuelas tenían que intervenir, ya que Adira se pasaba de la raya.
Una mañana todas las leonas se habían despertado temprano junto a Simba, todas se estaban preparando para salir a cazar, Simba antes de salir a patrullar se acercó al lugar donde se encontraban sus pequeños aún durmiendo y les dió a cada uno un beso en la frente, al hacer este gesto él se marchó como todas las mañanas para patrullar el reino.
Adira al sentir el beso de su padre abrió sus hermosos ojos azules para verlo, pero solo miro cuando su padre se estaba marchando, ella se levantó y trato de seguirlo, al llegar a la orilla de la roca del rey ella sintió cuando alguien la agarró con suavidad de su piel, se trataba de su abuela Serafina.
*Serafina: ¿A dónde crees que vas?—
La pequeña solo hizo un pequeño chillido ya que todavía no hablaba, la leona se dió la vuelta para llevar a Adira con su hermano antes de irse con las demás a cazar—
*Nala: ¿Qué pasa mamá, porque Adira está despierta tan temprano? — al ver a su hija, Serafina coloco a Adira con delicadeza en el suelo para responder la pregunta de Nala—
*Serafina: esta pequeña intrépida iba detrás de Simba, ya estaba a punto de bajar de la roca del rey para ir detrás de su padre— Nala al escuchar eso rozó su cabeza con la de su pequeña y esta le respondió al roce de su madre regresandoselo—
*Nala: todavía estás muy pequeña mi niña, cuando crezcas podrás ir a patrullar con tu padre— la cachorra albina solo miraba a su mamá sin hacer ni un solo movimiento— ¿mamá con quién podemos dejar a los pequeños?Mientras ellas hablaban Adira las observaba y escuchaba atentamente