Pasaron los días que se convirtieron en semanas, las lluvias habían cambiado el semblante de Pridelans, el rio, el manantial y lagunas se llenaron nuevamente.
Las praderas habían recuperado nuevamente sus pastos verdes, sus grandes árboles llenos de frutas.
Se podía mirar a la distancia el gran espectáculo de las manadas migrantes cruzando el río desde las lejanías hasta Pridelans, primero llegaron las grandes
manadas de cebras, que comenzaron a cruzar el río lo más rápido posible para evitar a los cocodrilos.No todas lograron llegar a la orilla pero las que lo habían logrado se dirigieron a los pastizales.
Poco tiempo después llegaron las manadas de ñus y antílopes que comenzaban a bajar por la pendiente dirigiéndose al río para matar la sed.