II

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Tendido en su cama esperando a que su madre entrara como todas las mañanas a despertarle mientras le pedía y suplicaba que pusiera una buena cara durante el desayuno, almuerzo, té y cena, esa había sido su rutina desde que llegó al palacio. Ahora mismo podía escuchar los pasos de su madre junto a las omegas que trabajaban dentro, suspiro cansado mientras se metía dentro de sus sábanas.

La puerta fue abierta y la voz de su madre llegó a sus tímpanos, las sábanas que eran su refugio desaparecieron y él se vio sin refugio alguno de su destino.

Ya no podía seguir pataleando al despertar porque en primera ya no era un cachorro y en segunda ya se había cansado de luchar contra sus páginas escritas, empezaba a ceder.

Se levantó de la cama sintiendo el pequeño jalón en su brazo mientras su madre le dirigía hacia el baño para que se lavara la cara, luego se vio a sí mismo frente al espejo con su madre a su detrás mientras le ajustaba el corsé, el típico maquillaje suave que solía llevar todos los días impregno en su piel, las sedas le cubrieron mientras todos a su alrededor arreglaban su alcoba. Era vestido y peinado frente a su espejo, como un lindo muñeco.

Un muñeco que era llevado entre las manos de su dueño, paseado por todo lado, controlando todo lo que hacía y cada movimiento.

Un lindo muñequito que solo sonreía y asentía ante el pedido. Un lindo muñequito que modelaba un lujoso anillo de compromiso.

—¿Jimin?

Salió de sus pensamientos al oír a su prometido hablar frente a él. También salió de sus pensamientos por la pequeña patada que su madre le había dado para que deje de estar entre las nubes.

—Lo siento.—Se disculpo.—¿Qué fue lo que me dijo?

—Te recuerdo que puedes tutearme.—Sonrió, haciendo que sus hoyuelos aparecieran en sus mejillas.—Te preguntaba si hoy querías salir.

—Oh ¿A donde iríamos?—Pregunto emocionado, lastimosamente sus únicas salidas habían sido al enorme jardín detrás.

Pero eso no era suficiente, no cuando ya se había memorizado todas las flores y todas las plantas.

—¿Te parece bien si fuéramos a la playa? Hay establecimientos de la marina y es un lugar más limpio.

—¡Me parece una espléndida idea!—Exclamó emocionado.

La idea de ir a la playa y poder estar cerca del océano le hacía mucha emoción, no le importaba si iba acompañado de su futuro esposo.

—A Jimin siempre le ha gustado el océano.—Comentó su madre.—Lamentablemente las playas están llenas de vendedores, delincuentes y gentuza, nunca fuimos afectos a ir por esos lugares.

—Es muy cierto aquello.—Asintió Namjoon, tomando de su taza de té.—Pero no tenga preocupación alguna, su hijo estará lejos de cualquier peligro.

—Se que si.—Sonrió.—Está en tu compañía ¿Que mejor de estar que con su futuro alfa?

Jimin suspiro, tomando más té y pedazos de fruta picada, ignorando el rechazo que su omega tenía por enlazarse con el alfa de Namjoon.

El desayuno fue rápido, para su suerte, con una excusa se fue a su habitación. Para su mala suerte en su habitación no tenía nada que le distrajera, bueno, había un librero lleno de libros que lucían interesantes, lastimosamente no era tan ágil con la lectura, de le dificultaba mucho.

Así que lo único que podría hacer era dormirse hasta que llegue la hora de salir.

Podría soñar con la vida que alguna vez deseo, era una persona que constantemente vivía en las nubes y en el mundo de los sueños, le gustaba imaginar una vida alterna a la suya.

Calypso ՞๑ kookmin; omegaverseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora