XXXIII

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—¿Sabes? —Dijo Jungkook. —Te ves diferente a la primera vez que te vi.

—¿Cómo? —preguntó Jimin con el ceño fruncido.

—Más feliz. —Respondió. —Cuando te conocí en el castillo en tus ojos se reflejaban mucha pena, los ojos tristes son difíciles de ocultar. Pero ahora, incluso tienes un poco de brillo en tus pupilas, te ves feliz.

Jimin sonrió, sosteniendo la mano de Jungkook y entrelazando sus dedos. El timón no se descontrolaría por un momento robado de la atención del capitán.

—Tu también te ves más feliz. —Dijo Jimin. —Cuando te vi en el castillo a pesar de tener una sonrisa en el rostro, tus ojos se veían muy tristes, ocultaban la gran pena que tenias en el alma. Pero ahora te ves liberado de ella.

—Supere la pena.

—Y estoy muy feliz que lo hayas hecho. —Sonrió.

Se mantuvieron con las manos entrelazadas, Jungkook podía manejar el timón con solo una mano, aunque fuese difícil soportaría aquello para estar cerca de su querido Jimin. Cualquier pequeño sacrificio lo valía por Jimin.

Las olas del día habían sido algo voraces, chocaban con estruendo al barco mientras que el viento despeinaba y robaba sombreros, era un día algo caótico a pesar del sol resplandeciente encima de sus cabezas. Era como si el mar quisiera desviarlos de su ruta, pero esta estaba muy bien trazada, ni la tormenta les haría volver.

Después de momentos agitados con el viento y el mar, por fin hubo calma, las olas dejaron de ser fuertes y dejó de salpicarles en los rostros, el viento los llevaba con calma hacia su destino. Ya estaban muy cerca después de todo.

Jungkook soltó el timón en cuanto lo aseguro en una sola ruta, así podría darle toda su atención a Jimin.

Aquel omega que se había escabullido en su barco hace meses atrás lo tenía encantado, todo en Jimin lo tenían hechizado. Era tan hermoso, desde sus cabellos hasta sus pies, todo lo que platicaba con cierta emoción aquel omega le parecía la mejor platica, todo lo que hiciese Jimin era digno de su atención y devoción. Haría todo para que aquel omega estuviese bien, lo merecía mucho, había sido alguien que había sufrido a manos de sus propios padres.

Daría todo por el omega que lo tenía encantado.

—¿Tu recuerdas la primera vez que nos vimos? —preguntó Jimin.

—En el castillo, entraste por la puerta y—Fue interrumpido.

—Esa no fue la primera vez que nos conocimos. —Sonrió. —Fue en el puerto, una manzana rodó hasta tus pies y...fue como nos vimos por primera vez.

Las palabras de Jimin parecía que habían traído los recuerdos a la cabeza de Jungkook, con una expresión sorprendida le sonrió de vuelta, sosteniendo más fuerte su mano.

Jungkook había olvidado aquel primer encuentro, pero Jimin jamás podría hacerlo.

—No lo recordaba...—Susurro.

—No te culpo, te debiste topar con muchos omegas de esa forma, no todos tienen que ser especiales.

—Tu eres especial. —Dijo suavemente, sosteniendo la mano de Jimin hasta llevarla a sus labios; plantó un suave beso sobre la suave mano de Jimin. —Habré olvidado la primera vez que nos topamos, pero jamás olvidaré la primera noche que te escabulliste en mi celda.

Ambos, Jimin y Jungkook, jamás olvidarían el comienzo de su historia.

Jimin se levantó en puntillas para darle un suave beso al capitán, sosteniendo sus frías mejillas y pegándolo a su cuerpo. Fue fugaz, pero fue suficiente para colocar una sonrisa en los labios del capitán.

—Después de esto...de la venta de este cacao, nos iremos a Rusia. —Dijo Jungkook tan pronto Jimin se separó de él.

—¿En serio?

—Si, quiero que estés en paz y seas libre del destino que tus padres escribieron para ti. —Dijo. —Quiero...quisiera que tu y yo comencemos en un nuevo lugar.

—Continuemos. —Corrigió Jimin. —Porque comenzamos en las aguas del Atlántico.

Jungkook sonrió, acariciando la mejilla derecha de Jimin. —Entonces continuemos muy lejos de Inglaterra, continuemos nuestras vidas en Moscú, Park Jimin. —Susurró pegando su frente con la de Jimin, cerrando los ojos mientras inhalaba el aroma del omega. —Juntos.

—Juntos. —Susurro de vuelta, cerrando los ojos por el tacto de Jungkook.

Así planeando su futuro en distintas aguas y en tierras desconocidas, lejos de una vida a la que le lloraron lo suficiente.

Las aguas del Atlántico les ayudarían a llegar a su destino, aquel que los esperaba, ya muy de cerca.

Calypso ՞๑ kookmin; omegaverseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora