IV

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La mayor parte de su vida la había pasado aprendiendo el cómo mantenerse lindo y presentable para un alfa, siempre había acudido a clases de como caminar erguido, clases de bordado y algunas de maquillaje, todo con el propósito de ser el omega trofeo para cualquiera. Gracias a ello no había podido acabar con sus estudios en la escuela, sabía lo básico, leer y escribir, después no tenía mayor conocimiento que los nombres de diseñadores famosos y de algunos poetas. Le frustraba mucho, sobre todo ahora que compartiría el resto de su vida con un príncipe que tenía toda clase de conocimientos en su cabeza, se sentía aún más pequeño. Y era aún más frustrante tener una biblioteca enorme en el palacio, las ganas de entrar en ella y tomar algún libro de historia eran enormes, pero no podía, era tomado como una falta de respeto y obediencia el que un omega quisiera superar los conocimientos básicos que tenía.

Por eso ahora suspiraba frustrado mientras tenía aquel típico libro gordo sobre su cabeza mientras su madre vigilaba sus pasos, golpeando con una varilla su espalda si llegaba a encorvarse o golpeando su mentón si llegaba a bajar la cabeza. Tenía mucha experiencia con la buena postura por lo que no cometía errores. Aún así su cabeza distraída y frustrada de vez en cuando se agachaba. Frustrada por la cuestión de sentirse solo un trofeo y distraída por los caballos que se habían amontonado en la entrada. Luego de que los caballos estuviesen toda la mañana frente a un carruaje por fin se movieron logrando que Jimin extendiera su cabeza para ver a quien o que llevaban, haciendo caer el libro sobre su cabeza.

—¡Jimin!—Su madre lo regañó.—Toda la mañana has estado distraído ¿Qué te pasa?

—Nada.

—Bien.—Rodó los ojos.—Se que estás mintiendo pero ya no interesa. Ve a tu habitación y alístate, hoy vendrá la modista a tomarte tus medidas para tu atuendo de la fiesta de compromiso.

—¿Hoy?—Jadeó, lo que quería hacer era encerrarse en su habitación sin que nadie lo molestara.

—Haz estado posponiendo esto hace semanas, ya solo faltan una semana para la fiesta de compromiso, obedece y ve a cambiarte. Ya.

El omega rodó los ojos y fue arrastrando sus pies hasta llegar a su habitación, se puso lo suficientemente bonito y volvió a salir. La espera fue corta, la modista había llegado a la hora que había prometido, cuatro en punto, tuvieron una corta conversación y un corto intercambio de halagos, se puso en la pequeña silla que la beta había traído consigo y el trabajó empezó. Quien más disfrutaba de todo sin duda alguna era su madre que se la pasaba sonriendo y viendo encantada como eran los modelos que ella había elegido para el atuendo de su hijo. A Jimin le daban igual, las telas y los modelos eran muy lindos pero no era de su incumbencia, simplemente cumplía con las órdenes de sus padres y capricho del príncipe. La tarde era una tortura, tener los brazos extendidos durante una media hora mientras la beta tomaba nota de cada centímetro de su cuerpo era soso. Cuando su tortura termino otra empezó a rodar. Tenía que tomar el té junto a su madre mientras escuchaba lo maravillada que estaba por todos los preparativos que ya comenzaban para la fiesta de compromiso, él solamente se limitaba a sonreír y a asentir. Después de haber tomado el té con su madre por fin pudo dirigirse y encerrarse en su habitación.

Se tiro en la cama con los brazos extendidos y soltó un suspiro sonoro. El sonido de los galopes de los caballos volvió a retumbar en sus tímpanos, se levantó de su cama y fue directo hacia su ventanal, se sentó en el e inspeccionó con mucha curiosidad el carruaje que los caballos llevaban, no había notado más temprano que también el carruaje era acompañado por muchos soldados, lo protegían. Se acomodó mejor en su lugar y siguió observando, cuando se dio por vencido el carruaje abrió sus puertas y de aquel unas cadenas fueron las primeras en asomarse, luego una cabellera negra y semi larga, un perfil afilado y bien moldeado, una nariz y una mandíbula fuerte, era el capitán Jeon. Se quedó plasmado observando al capitán tanto que hizo que aquel alfa sintiese su mirada sobre él, ya que puso sus ojos redondos y profundos sobre los finos del omega. Jimin cerró la cortina rápidamente en forma de pánico por haber sido visto, sus mejillas empezaron a arder y su corazón empezó a golpetear contra su pecho.

Calypso ՞๑ kookmin; omegaverseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora