XXVIII

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—¿Qué pasará con ellos? —Pregunto Jimin sentándose en la silla que había traído para él.

—Elegirán un nuevo capitán o pelearán hasta que de ellos salga un digno para conducir el barco. —Dijo Jungkook tomando los algodones y bañándolos en alcohol.

No era el más fino o el mejor para curar heridas, pero era importante limpiar las heridas que se habían hecho sobre la piel de Jimin. Era importante para él mantenerlo sano y salvo.

El omega no pudo evitar hacer una mueca de dolor mientras el algodón reposaba sobre su muñeca, alejándose del líquido como mecanismo de protección.

—Ya pasara el ardor. —Susurro Jungkook, suavizando su agarre en la muñeca de Jimin.

—¿Cómo usted se volvió capitán? —Pregunto para que de alguna forma tenga su mente distraída del ardor sobre su piel.

—Él causó un motín. —Taehyung interrumpió, estaba al final de la habitación mientras pelaba una naranja.

—¿Por qué?

—El anterior capitán era un déspota, tenía delirios de rey. Trataba a todo el mundo de la peor forma, creía que solo con miedo podría ganarse el respeto de los demás. Fue por eso que empecé el motín. —Respondió Jungkook, terminando con las muñecas de Jimin, haciendo una pequeña mueca por la sangre seca que tuvo que limpiar, debió de dolerle al omega. Y eso, de alguna forma, le había puesto mal.

Remojo otro algodón en más alcohol, esta vez para limpiar las comisuras de la boca de Jimin, su piel estaba roja y con raspones por la venda que habían usado para callarlo. Era similar a sus muñecas, solo que resaltaba más por su pálida piel y por sus labios rosados. Aquellos labios que le mantenían distraído de su labor de limpiar la sangre seca sobre la piel.

—¿Y fue fácil?

—¿El que?

—Hacer un motín.

Jungkook río por lo bajo. —Pues no, siempre es difícil cambiar las riendas de algo, pero después de todo funcionó.

—Si no, no estarías aquí. —Susurro Jimin, mirando a Jungkook mientras esté aún limpiaba su piel.

—No estaría aquí. —Susurro de vuelta, mirando los ojos del omega, tan bonitos, tan profundos.

Se miraron por un par de segundos, absorbiéndose en el color de sus pupilas, aquellas que solo podían ver al otro, cerca, muy cerca. Sintiendo el aroma tan endulzante y magnífico del otro. A la nariz de Jungkook llego el suave aroma de duraznos y rosas, a la nariz de Jimin el aroma de chocolate.

De alguna forma, sintieron que podían estar todo el tiempo mirándose, absorbiendo la mirada y aroma contrario.

—Muchas gracias por venir por mí. —Dijo Jimin en un susurro, viendo a los ojos redondos del capitán, sonriéndole cariñosamente.

—No agradezcas, no podría conmigo mismo si algo te hubiese llegado a pasar.

Jimin volvió a sonreír, era bueno saber que había personas que se preocupaban por él, era bueno saber que Jungkook se preocupaba por él.

—¿Y cómo supieron dónde estaba?

—Un pescador nos lo dijo. No sabíamos que Choi te había secuestrado, solo queríamos sacarte de ese puerto.

—¿Por qué? ¿Qué había en el puerto?

—Estaba impestado de guardias reales.

—Oh...

La expresión de Jimin fue adorable, le fue inevitable a Jungkook no sonreír por como las cejas del omega se habían levantado y como su boca se había vuelto una pequeña 'o'. Era adorable.

Ambos sentían que estaban solos en la habitación, todo se enfocaba a la persona que tenían enfrente, por eso saltaron de sorpresa en sus lugares cuando Taehyung dejó caer una de sus naranjas. Jimin denotaba que estaba avergonzado, pues sus mejillas se habían teñido en un tono rojizo y rosado. Jungkook sonrió por ver de cerca como esas mejillas abultadas tomaban color.

El omega se levantó de la silla, dio una reverencia a los dos alfas que aún se encontraban dentro y avergonzado salió de la habitación, claro, sin hacer faltar su suave voz que se despedía de los dos alfas.

Aunque Jimin había dejado la habitación, aun sentía su aroma bastante cerca. Aún sentía su mirada sobre él.

—Pusieron todo un show. —Rio Taehyung. —Lamento haber roto la atmósfera entre tu y Jimin, pero me sentía muy solitario mientras veía como se hacían ojitos.

—No nos hacíamos ojitos. —Dijo Jungkook, tomando los algodones y guardándolos en un frasco.

—Aja. —Taehyung volvió a reír, haciendo su camino hasta Jungkook. —Jimin es muy encantador ¿no lo crees?

—Lo es.

—Creí que no lo admitirías.

—¿Por?

—No lo sé, no eres de admitir lo que sientes, siempre lo ocultas.

Jungkook no dijo nada, sabía que eso era cierto, siempre había dejado muy enterrado todo lo que sentía. Eran pocas las veces en las que había demostrado lo que pasaba en su corazón. Una de esas veces fue cuando se enamoró por primera vez, cuando beso a su amada y cuando lloró su pérdida, arrodillado mientras culpaba a su existencia por lo que le había pasado al amor de su vida. Las pocas veces que había demostrado sus sentimientos fueron por amor y por sufrimiento. Pues no veía necesario expresarse más allá de ellos.

Amor y sufrimiento.

—Por eso no deberías ocultar lo que sientas por Jimin. —Dijo Taehyung.

El capitán lo miró extrañado, no sabía a lo que se refería, por eso le frunció el ceño y le demostró su confusión.

—Vamos, Kook.

—¿Qué?

—Sientes algo por Jimin.

—Yo...no lo sé. —Confeso. —No te voy a negar que no sienta algo de atracción por él, es una de las personas mas bellas que conocí. Pero, no sabría decirte si es que siento algo más allá de eso.

—Te preocupas por él.

—Lo hago por las personas que aprecio.

—¿Y por qué apreciarías a un aristócrata?

La pregunta se coló por los tímpanos de Jungkook, instalando la pregunta en su cabeza. Jungkook odiaba a los de la clase de Jimin, odiaba a todas esas personas que se habían hecho ricas a costa del sufrimiento de personas que estaban debajo de ellos, odiaba todo lo que tenía que ver con aquellos que le habían arrebatado la felicidad de sus manos.

Pero con Jimin era diferente, pues al ver al omega, en él solo nacía aquella necesidad de protegerlo, de estar para él, de hacer todo para que en sus mejillas jamás se dibujen surcos de lágrimas.

Había sido de esa forma desde que lo vio en el castillo, con aquellos ojos tristes y esa alma apagada, naciendo entre esos barrotes aquel interés inminente por el omega. Aquella necesidad de estar cerca de él, de protegerlo.

—Buenas noches, Taehyung. —Dijo Jungkook terminando con la conversación.

Taehyung suspiro y salió de la habitación, dejando a Jungkook solo con sus pensamientos. Con aquella pregunta rondando en su cabeza.

La interrogante de ¿a qué se debía todo el interés que siempre había tenido por Jimin?

Calypso ՞๑ kookmin; omegaverseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora