XXIX

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Los días iban pasando mientras seguían su rumbo en las aguas heladas del pacifico, nada había cambiado desde que se había ido y desde que había regresado, las cosas se mantenían de la misma forma; siguiendo el mismo caudal. Aunque ciertamente, algunos pequeños detalles cambiaron en su alma y en el cómo se sentía alrededor del capitán Jeon. Aquel descubrimiento ciertamente lo abrumó; el darse cuenta lo cómodo y el confort que encontraba estando cerca de Jungkook, como sus mejillas reaccionaban cuando el alfa le sonreía amablemente o cuando hablaba con él, era ridículo como su corazón se sacudía solo por estar cerca del capitán.

Le confundía mucho aquel sentir, pues pensaba que se debía a que estaba agradecido con Jungkook por haberlo salvado de su destino; en dos ocasiones, creía que solo era agradecimiento lo que sentía y no que en verdad sintiese algo por el alfa. Era más fácil confundir cualquier sentimiento con el agradecimiento.

Así se le haría más fácil dejar el barco para seguir con su camino.

Aunque se haya encariñado con navegar por el pacífico, un día tenía que volver a los caminos que había trazado para sí mismo. Porque no podría vivir en paz dentro de aquel gran país, en todo lado lo estarían buscando y Namjoon pagaría centenares para que den con él, su suerte sería tan mala que en una de esas el príncipe si lo encontraría y no quería imaginar lo que pasaría si se enterara que su gran búsqueda fue un gran desperdicio porque Jimin había escapado, no que lo habían arrancado de su velo de novio.

Aunque, de alguna forma se ponía a pensar que tal vez podría seguir en el barco, viajando al lado de Jungkook mientras empezaban un nuevo capítulo lejos de Inglaterra, que Jungkook sería capaz de protegerlo de cualquier adversidad que se les atravesase. Pero eran solo fantasías que se habían cruzado en su cabeza por el simple hecho de tener un gran agradecimiento con el alfa; es lo que pensaba.

Mirando las olas chocar contra el barco y las estrellas reposar contra el agua, reposando su cabeza sobre sus brazos mientras se perdía en lo hipnotizante de las olas. Queriendo ser parte de ellas, queriendo ser tan libres como ellas, nadie podía atraparlas por más que intentasen. Rio por aquello, envidiando al mar por su libertad, era algo muy triste, pero su vida lo era aún más, sin saber lo que sería de él ahora que sabía que Namjoon no estaría cerrado a hacer tratos con piratas; solo para recuperarlo y arrastrarlo a un matrimonio con él, convirtiéndolo en su rey.

No comprendía la terquedad de Namjoon al tenerlo como su esposo, literalmente podía tener a cualquier omega y cualquiera de ellos estaría complacido al formar parte de su dinastía. Tal vez era aquella necesidad de un futuro monarca de poseer todo lo que se le dé la gana, tomar lo que sea y hacerlo suyo sin escuchar los quejidos de los demás. Mostrar su poder.

Suspiro, levantándose de su cómoda posición, dándose la vuelta para darle la espalda a su envidia por el mar, sobre saltándose de la sorpresa por ver a alguien dirigirse a su lugar.

Era Jungkook.

Con una pipa en la mano y un mechero en la otra.

—Creí que ya estabas durmiendo. —Dijo Jungkook.

—No pude conciliar el sueño. —Respondió Jimin. —Yo creí que tú estabas dormido.

—Esta es la mejor hora para fumar, nunca la desperdicio.

—¿A si? ¿Y por qué es la mejor hora para fumar?

—Porque puedes ver las constelaciones y las estrellas te hacen compañía.

—La mejor compañía es la de las estrellas, ¿no? —Susurro y sonrió, haciéndole un espacio a Jungkook a su lado, estableciendo el mechero sobre la cornisa.

Calypso ՞๑ kookmin; omegaverseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora