XIX

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A diferencia de lo que le habían contado acerca de los piratas, era muy distinto a lo que había vivido cerca de muchos piratas; cerca del capitán más buscado por la propia corona. Era todo bastante tranquilo.

Recuerda los relatos que le contaban por las noches para causar miedo en él, para causarle miedo a que vaya a explorar más allá de las murallas que rodeaban su lujosa mansión. Recuerda que le contaron que todos los piratas eran horrendos, que tenían marcas por todo el rostro, el aliento les olía a cebolla y que eran tan bravos como algún animal salvaje. Con su corta estadía comprobó que aquello no era cierto, no en toda la magnitud. Algunos de los tripulantes tenían cicatrices en sus rostros; pero no eran como los describían entre el hablar de la gente, incluso una cicatriz en el rostro del capitán le hacía ver ligeramente bien, como que le quedaba. Siguiendo con su inspección sobre lo dicho por la gente, los tripulantes no tenían mal aliento, era igual al que las demás personas, podrían verse sucios, pero era por la falta de agua potable dentro del barco, para él había sido casi un martirio el tener que bañarse. Siguiendo, en el barco pudo hacer un par de amigos, ellos no eran los animales salvajes con los que les comparaban.

Mucho menos el capitán Jeon, que se había mostrado con él como alguien amable y comprensivo, dándole las opciones suficientes como para elegir lo que vendría en su camino, como nunca nadie le había tomado en cuenta. Siempre estaría agradecido con él, como alguien en una posición más alta que el omega pudo hacer lo que quisiera con él. Pudo intercambiarlo como mercancía, pudo dejarlo a su suerte en alguna canoa, pudo lastimarlo. Como alguien que ha crecido subordinado a lo que cualquier alfa quisiese, era un gran acto que se le tome en cuenta y que se le respete como persona.

Daba vueltas por sus pensamientos, entrando al primer momento en el que se topó con el capitán, sus ojos vacíos y profundos siendo la atracción principal, recordando la vez que lo vio en los calabozos, todas las conversaciones que tuvieron tras rejas, hasta llegar al día en el que escapó del castillo y de su destino, siguiendo el rastro que el capitán Jeon había dejado, escondiéndose en su barco hasta ser descubierto, sin ser echado como alguna rata, permitiéndole quedarse y tomar sus propias decisiones, haciéndolo algo útil para su supervivencia en el amargo mundo. Siempre recordaría como pasaron todas las cosas, desde que aquella manzana que rodó hasta toparse con el capitán Jeon.

Sería una historia digna de contar, el cómo un pirata sanguinario se apiado de él, de cómo aquel temido y buscado por la corona le contó sobre el vacío profundo que se reflejaba en sus pupilas. Siempre recordaría aquella historia.

Ahora que llegaba el momento de irse, recibiendo el viento frío contra sus mejillas mientras observaba que la pequeña isla cada vez era más cercana, podía ver aún mejor a las personas que transcurrían por ahí.

El tiempo fue corto, paso rápido, no pudo comprobar otros murmullos de la gente respecto a los piratas, que siempre estaban robando a ricos, que siempre causaban problemas; tal vez si se quedaba un poco más podría comprobar el murmullo de la gente. Pero no sería así, debía de mirar adelante, a lo que estaba por venir.

—Creo que esta es tu última noche aquí, rubiecito. —Escuchó a su lado, Taehyung vino a hacerle compañía mientras observaba la isla a su delante. —Yo creo que llegaremos a primera hora, tal vez ni el sol haya salido aún.

—Si que es rápido, ¿no?

—Es como si ayer hubiese sido el día que te encontraron como una pequeña ratita.

—Hey. —Advirtió conteniendo su risa.

—¿Cuál era tu plan al principio?

—El mismo, quedarme en el primer puerto en el que embarquemos.

—Mhm, debiste decir tu identidad desde el principio, así gozabas con lo que hoy tienes.

—Tenía miedo a que me echen o que entreguen al príncipe.

—Eso jamás hubiera pasado, Jungkook no lo hubiera permitido, sería hacer lo que el futuro rey quiere y eso es algo que él no hace. Además, hubieses estado en riesgo, eso algo que él tampoco quiere.

—El capitán fue muy considerado conmigo, siempre se lo voy a agradecer. —Susurro con una pequeña sonrisa.

—Pues puedes hacerlo que él está por allá. —Dijo haciendo una señal con su cabeza.

Jimin se volteo hacia la dirección en la que Taehyung señalaba, viendo al capitán sentado cerca del timón, una vez más fumando de su pipa, atento al rumbo de las velas y del barco, expectante a lo que había más adelante.

El omega soltó un pequeño suspiro y fue hacia donde el solitario alfa se encontraba, con pasos sigilosos, haciendo todo para no molestarlo; se puso a su lado, indeciso de lo que sea que fuese a decir.

El alfa noto la presencia del omega, dirigiendo su atención hacia él, en silencio observándolo. Precioso como la primera vez que lo vio, con aquella inseguridad que brotaba de sus pupilas y ese pequeño colorete en sus mejillas. Viéndolo a los ojos, solamente aumentaba aquel deseo de protegerlo, aquel miedo de que le llegara a pasar algo malo por su culpa; miedo a destruir algo más.

—Capitán. —Saludo con una pequeña reverencia.

—Jimin. —El alfa hizo lo mismo, le demostró el mismo respeto al omega. Después de todo eran iguales. —¿Listo para dejar la Escarlata?

—Si, listo. —Sonrió asintiendo.

—Me alegra oírlo. —Cual milagro de la luna, una pequeña sonrisa se dibujó en su rostro. El capitán se veía aún más atractivo con una expresión feliz.

—Yo...—Comenzó, sin encontrar palabra alguna. Viendo al capitán a los ojos, eran tan bonitos, podría considerarse lo que más le gustaba observar de él.

Jimin realmente no sabia como comenzar, no cuando se sentía tan nervioso por la mirada profunda que el capitán le otorgaba, no cuando sentía como sus mejillas se coloreaban por la mirada del alfa, mucho menos cuando podía sentir el aroma del capitán y el como era tan reconfortante, calmaba tormentas.

—¿Tu...?—El alfa habló, esperando con ansias lo que Jimin iba a decir.

—Ah...olvide lo que iba a decirle. —Susurro.

Sería mejor decir todo lo que quería antes de irse, así le sería más fácil. Así podría pensar aún mejor.

—Esta bien, Jimin. Deberías de ir a descansar, ya es muy tarde y comienza el frío nocturno.

—O-oh, si si, buenas noches capitán. —Sonrió, despidiéndose con una reverencia. Caminando devuelta a su dormitorio, siendo seguido por los ojos de Jungkook.

Quien en ningún momento se despegó de él, se percató de que se fuese bien, siempre lo había hecho, en silencio observaba a Jimin y se aseguraba de que esté lo más cómodo y seguro posible. El omega se había vuelto una de sus mayores preocupaciones en los últimos momentos.

Mirando al cielo y a las nubes que se formaban cerca de la luna suspiro, pronto su más grande preocupación dejaría su barco y así dejaría de ser algo en lo que piense constantemente.

—Buenas noches, Jimin. —Susurro calando de su pipa, viendo al horizonte como el puerto se acercaba cada vez más.

Calypso ՞๑ kookmin; omegaverseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora