Desierto #7 + Devolviendo los camellos

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Anteriormente...

A la mañana siguiente los guardias amanecieron con mala cara. Apenas habían dormido por estar tan atentos.

– ¿Hacia dónde queda Marrakech? para volver con los dromedarios. – le preguntó Trolli a Ela.

– Hacia el oeste, usen la brújula.

– Ok

Todos terminaron de comer. Trolli comprobó que Mike estuviera bien, pero el menor se había puesto más crema al despertar, así que estaba muy bien.

– ¿Necesitas ayuda? – le preguntó Raptor a Sparta.

– ¡No!, puedo solo. – se subió de un salto.

– Tan ágil como en la cama. – susurró.

– ¡Raptor!

El dromedario pareció entender la molestia del menor y le escupió en toda la cara al mencionado.

– Mierda – maldijo intentando limpiarse. – que puto asco, mechero, controla a tu camello.

– Nop, eso te pasó por sucio.

Por un milagro, eso del 24 horas sin besos se había mantenido.

– Agh... – se limpió con el agua del oasis. – como nuevo. – se acercó a Sparta. – ¿beso?

– No

– ¡Estoy limpio!

– No hasta llegar al hotel y que te limpies con jabón.

El mayor frunció el ceño y fue a subirse a su camello.
Trolli fue indicando el camino con su brújula.

Iban en fila india. Mayo tenía a Víctor al frente. 

– ¡Vic!

– ¿Sí?

– Cuando Flex nos de el dinero... – en ese momento el peliazul recordó como se había hecho el tonto y se asustó al ver que había sido descubierto. – ¿Qué haremos?

– Lo que quieras, por mi lado no me importa demasiado.

– Ok... – pensaría en algo lindo.

Tras unas intensas horas de calor, Marrakech se veía en la lejanía.

– ¡Ay por dios que bueno, ya me estaba asando! – celebró Rius.

– Pollito asado, pollito frito y... pollito caliente...

– Jeje... – lo miró pícaramente y luego desvió la mirada con una pequeña sonrisa.

Más tarde, llegaron donde Kamal de nuevo.

– Aquí están los dromedarios. – dijo Ela.

– Y aquí está tu asquerosa arma... – Clarissa se la devolvió, con su guadaña en mano.

– Gracias

Se bajaron de ellos y también bajaron sus cosas.

– Hola Kamal. – Sparta fue a saludarlo mientras le entregaba el dromedario.

– Hola pequeño.

– Epa, ¿pequeño? – preguntó Raptor con una voz hostil. – y quita la mano de su hombro.

– Jaja, lo siento. – amarró al animal. – ¿Cómo te fue? – siguió hablando con el menor.

– Bien

– Deshidratarse y caerse del dromedario no es pasarla bien, Spartita. – recordó el reptil.

– ¿¡Te deshidrataste?!

– Mm, sí, nada grave.

– Te recomiendo que cuando vuelvas a tu hotel te des un buen baño de agua fría. Debes refrescar tu cuerpo, ya verás que se siente genial.

– Eso pensaba hacer.

– Y también deberías probar los batidos que hacen por aquí, tu boca los amará.

– ¿De verdad? debo probarlos.

– Podrías ir al jardín Majorelle, tiene unas plantas exóticas que seguro tus ojos encontrarán interesantes. De seguro tienes una piel algo delicada, hay un spa en el centro.

– Gracias por decirme, aunque no creo que alcance el tiempo antes de que nos vayamos.

– Hay un gimnasio en el que ofrecen una técnica para que se te vaya marcando más la cintura con el tiemp-

– Ya, Kamal, creo que es suficiente. – Raptor lo calló. – debemos irnos, Spartita.

– Ok, adiós Kamal. – tomó la delantera.

Se quedaron un momento a solas.

– ¿Qué fue todo eso?

– ¿Qué cosa?

– No te hagas el tonto. Las cosas que le dijiste a mi novio, era todo sobre su físico. No te fijes en eso... no tendrías por qué.

– Uy, pobrecito, no te da tanta atención.

– ¿¡Cómo te atreves...?!

– ¿Cuántos besos te dio hoy?

– ... – ni uno solo. 

– Pobre hombre.

Sparta se les acercó con impaciencia.

– Raptorcito⁓, ya nos vamos⁓ – se colgó de su brazo de manera coqueta. – no quiero dejarte, apresúrate. – fue con los demás nuevamente.

– ¿Viste eso? – preguntó Raptor. – se llama amor. Toma esa puto.

El contrario solo hizo una mueca y observó como el grupo se iba.

Reality show ~| los CoMPaS|~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora