Última noche

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Anteriormente...

– Tal parece que sí.

Unos planetas que simulaban el sistema solar se proyectaron en el techo, que era curvado.

– Que lindo. – sonrió el peliblanco.

Los compas se pasaron toda la tarde en el museo. Fue suerte que no hicieran ninguna cagada y tuvieran que pagar porque Flex los hubiera hecho asado al palo.

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19:30

– Bueno chicos... – Flex les había ido a visitar. – esta es su última noche en el hotel, mañana por la mañana subirán a un avión que los enviará directo a Noruega, los vuelos al Polo norte parten principalmente de ese país. Debido a las difíciles condiciones que se dan en nuestro amado Polo, van a tener que hacer un examen de salud antes de subir al avión.

– Me parece bien. – dijo Trolli. 

– La tierra de Rubius. – rio Mike.

– Tienes razón Mikel.

– No tendrán mucho tiempo para turistear, estaremos sobre el avión lo más pronto posible.

– Mejor, el avión tiene aire acondicionado, el pollo no se congelará tanto ahí.

– Aww, sigue, y sigue preocupándose por mí.

– Obvio no dejaría que te conviertas en un cubito de hielo.

– Bueno como sea su siguiente parada será Barneo, una estación en un casquete de hielo como a 97 km de nuestro destino. Ahí aprovecharán de comer antes de embarcarse en helicóptero hasta el Polo norte, el viaje dura entre 20 y 40 minutos. Les prestaremos ropa térmica para que no se congelen.

– Supongo que iremos en 2 helicópteros otra vez. – pensó Mayo.

– Nop, este helicóptero es mucho más grande, caben 20 personas.

– Uff, tienes todo preparado. – dijo Víctor.

– Todo – se despidió y se fue a ver como iba su equipo de camarógrafos y guardias. – ¿Cómo están las camaritas?

– Bien, tenemos baterías de sobra, empacamos hartas. – informó Ela. 

– Así me gusta... ¿y Francisco? ¿y el otro guardia?

– Ram y Francis están en la otra habitación, no han salido de ahí en todo el día ahora que lo pienso... – Clarissa ya sospechaba de algo.

– Quizás se los tragó el inodoro, a mi casi me pasa una vez. – pensó Agapito.

– Mmm, no lo creo Aga. Voy a tener que ir a ver.

– Te acompaño jefe. 

– Ya, vamos Clarissa.

Flex y la chica fueron a la habitación Ramcisco.

– Chicos, ¿están ahí? – Flex les tocó la puerta.

Dentro de la habitación

– Carajo... – susurró el pelinegro mientras saltaba para ponerse rápidamente el pantalón.

Fran se terminó de poner la camisa, se peinó un poco y se sentó en el sillón para ver como Ram iba a abrir la puerta.

– Hola jefe.

– ¿Y yo soy invisible? – le acercó la guadaña al pecho.

– Ah sí, hola Clarisita.

– ¿Que escondes, puerco? – no era normal ese intento de apodo cariñoso.

– Nada, Fran está por ahí. – señaló.

– Hola chicos. – saludó el camarógrafo.

– ¿Nos dejas pasar? – preguntó el mapache.

– Claro, pasen. – el guardia se hizo a un lado. 

Clarissa inspeccionó con la mirada la habitación, algo le parecía raro. Su instinto fujoshi le advertía de ese tipo de cosas. Al ver algo en el suelo sonrió.

– Debieron pasar una tarde bien divertida aquí encerrados. – dijo la chica en un tono coqueto.

– No teníamos ganas de salir... estábamos algo cansados... – explicó Fran.

– Vine para ver el dron, ¿todo correcto?

– Todo jefe.

– Entonces ya nos vamos, ven Clarissa.

– Ok – miró de reojo a los chicos y salió de la habitación.

Al ver la puerta cerrarse suspiraron.

– Estuvo cerca. – Ram se sentó en el sillón con él.

– Sí 

Se miraron pícaramente.

– Tu pelo está desordenado, tonto, debiste peinarte un poco por lo menos. – Fran regañó a su compañero. Su pelo azabache era un desastre, un desastre sexy a los ojos del pelimorado.

– Verdad, pero ya es tarde. 

– ¿Crees que hayan captado?

– Del jefe no sé, pero Clarissa tiene ojo para estas cosas.

– Me cago en todo, debe haber visto la frazada en el suelo.

– Maldición...

Y claro, ella la había visto.

Reality show ~| los CoMPaS|~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora