Reality show ~| los CoMPaS|~

Palacio de la Bahía (cap mayictor)

Anteriormente...

– Raptorcito⁓, ya nos vamos⁓ – se colgó de su brazo de manera coqueta. – no quiero dejarte, apresúrate. – fue con los demás nuevamente.

– ¿Viste eso? – preguntó Raptor. – se llama amor. Toma esa puto.

El contrario solo hizo una mueca y observó como el grupo se iba.

Solo tenían 1 hora y media para descansar antes de partir. Ram y Clarissa apenas llegaron se tiraron a dormir. Aunque el azabache abrazando a cierto camarógrafo.

– Vic, ¿quisieras ir a un lugar conmigo?

– Mmm, no sé, Mayito. Tengo mucha energía pero acabamos de llegar.

– Porfi, sé que te agradará.

– Más te vale que así sea. 

– Pero primero... – fueron a la habitación de Ela a tocar la puerta. – hola.

– Hola chicos.

– Flex nos debe dinero.

– Llamaré al jefe. – éste no tardó en contestar.

– ¿Sí?

– Mayo y Víctor exigen su dinero.

– Oh... no me queda de otra. Ela, entrégaselos tú y yo te sumo el dinero al sueldo.

– Ok, adiós.

– Adiós  

La chica buscó dinero en su mochila y les entregó lo que correspondía. 

– ¿Irán a alguna parte? – preguntó.

– Sip, no queda muy lejos. – dijo el pelimorado.

– Vuelvan en 1 hora.

– Claro

El mayictor salió del hotel. Lo primero que hicieron fue ir a cambiar el dinero por el local, pero luego de eso Mayo comenzó a guiar a Víctor.

– Si no me dices a dónde vamos me pondré nervioso. – rio el mayor.

– ¿No confías en mí? ni que te fuera a llevar a una muerte segura.

– Ahora tengo más miedo que antes.

Llegaron a unas grandes puertas, pagaron la entrada y vieron una construcción notablemente antigua.

– Se llama Palacio de la Bahía.

– ¿De cuándo es?

– Lo empezaron a construir en 1859 y lo inauguraron en 1900.

– Se ve bien conservado, y brillante.

– Son las lozas que tiene de decoración.

Entraron al interior del palacio y recorrieron los pasillos. Entraron a una sala.

– ¿Qué es esta habitación? – preguntó el castaño.

– Emm, la habitación de las esposas del sultán.

– ¡Con razón tan lujoso! solo mira el techo.

– Sí... – no sabía como empezar.

Mientras Víctor se concentraba mirando la decoración, el menor buscaba una forma de explicarle lo que sentía.

– ¿Por qué estás así? – preguntó de repente.

– Raptor dijo... que yo no me daba cuenta de algo. De... de que te amaba.

– Qué va a saber él. – ya lo estaban ilusionando nuevamente, eso lo molestaba.

– Puede tener razón, puede que no me haya dado cuenta o que me haya convencido de lo contrario. Raptor se dio cuenta en seguida de que amaba a Sparta, quizás se haya dado cuenta de que yo te amaba a ti.

– No compares una cosa con otra. Comprobamos que no te gustaba con ese beso que nos dimos. Dijiste que no habías sentido amor.

– El resultado puede ser otro ahora.

Tras ver que no había nadie cerca, el mayor lo tomó de las muñecas con una mano y con la otra de la mejilla. Se fue acercando lentamente, hasta que juntó sus labios. De pronto pareció enfadarse al ver rubor en la cara de Mayo. Se había sentido mal todo este tiempo, pero lo único que había pasado era que la tostadora había tardado más en enamorarse. 

Le apretó las muñecas más bruscamente. Mordió su labio y entró a su boca. La mano que estaba en la mejilla salió de ahí y se puso en la cintura para apegarlo más.
Pareció soltar un gruñido después de liberarlo.

– ¿¡Con un beso así quién no se sonroja?! tardaste minutos en dejarme respirar correctamente.

– Lo siento, estoy molesto.

– ¿Pero ya ves que no miento? 

– Sí

– ¿Y...?

– ¿¡"Y" qué?!

– No me grites. Que estés enojado no te da el derecho a gritarme.

– Alta razón tienes, querido Mayito. – respiró profundo. – perdón. Intentemos una relación, ¿te parece?

– ¡Claro Vic! – saltó y lo abrazó por el cuello.

– Oh no.

– ¿Qué?

– Vamos un poco tarde.

– Ela se enojará. – se separó. 

– Volvamos ahora mismo.

Iniciaron su camino de regreso.