Riumba y spartor

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Anteriormente...

– ...Pero que la hayas impreso... me sorprendes, Trolli. – le devolvió la foto con una sonrisa y le dio otro beso en el cuello para después irse ya que el helicóptero parecía ir llegando.

– Carajo – maldijo para arreglarse la mochila y seguirlo.
         

En una carpa

– Pollito, llegó el helicóptero, levántate.

– Bueno Timbi. – se destapó. – Timbi... – le dio un escalofrío.

– No digas más. – se acercó y se subió con él al colchón para iniciar un beso que se transformó en algo más apasionado.

El mayor lo aplastó un poco con la cadera y lo tomó del cuello para apegarlo. La temperatura se notaba superior. Bajó el cierre del pantalón de Rius y lo desabrochó para masturbarlo un poco y ver como empezaba a ponerse erecto.

– A~ahh⁓ 

– Ssh, se podría oír. – se deslizó hacia abajo y le dio un beso húmedo a la erección para luego darle una lamida. 

– ¿C~Cómo no gemir con tu tacto? – el peliazul comenzó a simular estocadas mientras ensalivaba lo más que podía. – hm⁓ hhm⁓ Timba⁓ – depositó sus manos en el pelo cerúleo de su pareja, sintiendo como subía y bajaba sin cesar.

– Ssht... – volvió a meterlo a su boca para chupetearlo como una paleta.

– ¿Cómo t~te atreves... a callarme mien~t~tras lo haces⁓ cada vez más⁓ caliente?⁓

 – Cállate ya, joder te tendré que castigar. – apretó más de lo normal el miembro con las paredes de su boca causándole un placentero quejido a su uke. – incapaz de callar, ¿eh?

– Mmhn⁓ – sabía lo que se venía cuando vio a Timba desabrochándose el pantalón.

– ¡¿¡Chicos!?! ¡¡los va a dejar el helicóptero!! – gritó Clarissa desde afuera. Había escuchado un par de cosillas y odiaba interrumpir pero debía hacerlo.

– ¡¡Ya vamos!! – susurró: – parece que te salvaste, cariño.

– Por poco pierdo mi cadera. – aún jadeaba de excitación.

– No te salvarás la próxima vez que estemos a solas.

Se apuraron y subieron con los demás. Clarissa los miró de reojo con un semblante sonriente. Pero a Rius se le había olvidado algo: subirse el cierre. Tenía los botones abotonados pero se le había olvidado ese detalle. Estaba sentado en uno de los asientos junto a Timba, pero este estaba en el lado de la ventana, no tenía las piernas ni muy abiertas, ni muy juntas, estaba normal. 
Había una persona en ese helicóptero muy pervertida, que estaba en el mejor ángulo para ver. Era Raptor, que miraba de reojo hacia atrás con seriedad por fuera pero perversión por dentro.

Fue mala suerte que cruzara miradas con Timba, quien captó para donde iba la vista del reptil. Le subió disimuladamente el cierre a su novio que se sorprendió y se quedó quieto.

– ¿Qué estás mirando? – preguntó con el ceño fruncido.

– Nada Timba. – volvió su vista a su compañero. – ¿Qué?

– Eres un idiota. – miró por la ventana.

– ¿Mechero?

– Déjame

– Oye ya perdón, sabes como soy.

– Sí, un reptil otaku idiota, inútil y pervertido.

– Dijiste que si cortaba el hielo me darías un premio, y lo hice, ¿recuerdas?

– Ya no te lo daré, te lo farreaste.

– Perdona a este reptil-otaku-idiota-inútil y pervertido.

– ¿Cómo puedes ser así? ¿no ves que me haces sentir mal?

– No lo volveré a hacer, te lo prometo bebé.

– ¿¡Bebé?! – resonó por todo el helicóptero y algunos se le quedaron mirando extrañados.

– ¿Pasa algo Sparta? – preguntó Trolli.

– Nada – disuadió. Susurró: – ¿"bebé"?

– Estás chikito.

– Mmm – se volteó algo molesto.

– ¿Y? ¿me darás el premio?

– Lo consideraré. 

– ¡Yes! – celebró el mayor.

Reality show ~| los CoMPaS|~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora