Sabana Africana #4

1.7K 251 35
                                    

Anteriormente...

 – Toleraba que me odiara, que me insultara, pero dejó sufrir a un animal inocente solo para vengarse de mí. Sabiendo todo lo que me molesta un comportamiento así hacia los animales. En fin, está loca.

– Bastante... – suspiró. – pero eso no te excusa, tú la engañaste sea como sea.

– Lo sé. Pero... ¿me perdonarías? por favor, gatito. Fui un estúpido.

Y así, como por arte de magia, una sonrisa cínica se le formó al gato.

~Acenix tenía un plan~

– Te perdono, Jon. Ya no estoy molesto.

– Ugh, que bueno. Hombre, me tenías mal. – le abrazó. – ya nos hemos besado y todo, así que... ¿te parece si vamos poco a poco esta vez?

– Claro – esa sonrisa era imborrable.

Volvieron con los demás a la fogata y acercaron sus sacos para estar más juntos ante el frío.

– Oh, veo que se reconciliaron. – le comentó Mayo al peligris.

– Sí, perdoné a Jon. 

– "¿Así de fácil?" – pensó la tostadora. – se volteó y casi choca con el rostro de Víctor. – ay, ¿Qué te pasa que te acercas tanto?

– Pasa que quiero acurrucarme contigo y no vienes nunca. 

– Lo siento Vic. – rio. – ya estoy. 

Los chicos ya se habían preparado algo para comer, así que le convidaron un poco al recién llegado Jonix.


↭ ✾ ↭ ✾ ↭ ✾ ↭ ✾ ↭ ✾ ↭ ✾ ↭

   
– Mierda. Si no haces fuego en menos de 5 minutos, te mato, Raptor. – gruñó un peliazul mientras envolvía y abrazaba dentro de su chaqueta a su novio.

– ¡Como si fuera tan fácil! – estaba intentando encender pasto seco y unas ramas chasqueando el pedernal con una piedra, pero no lograba prenderlo con la chispa.

– Raptorcito tengo frío. – él no tenía un Timba para darle calor.

– ... – Aga y Clarissa solo veían de un costado como se regañaban entre sí.

– ¿Dónde está el señor Mikecrack?

– Aga, recuerda que nos quedamos atrás y nos perdimos. – le recordó por milésima vez la peliceleste.

– Ah, es cierto. – preguntaría de nuevo al pasar 10 minutos.

– Spartita, ya está casi el fuego. – Raptor igual tenía frío pero lo disimulaba.

– ... Me cansé de verte. Dame eso. – el menor le arrebató la roca y el pedernal, luego de un fuerte roce encendió el montoncito de cosas secas. – ven Timba, así Rius puede agarrar el calor también. Y tú... – miró a Raptor despectivamente. – ve de inmediato a buscar más cosas combustibles para alimentar esto.

– No me mandes, bebé. – sonrió, orgulloso de su novio. – ya voy.

– Gracias por encender el fuego. – dijo Timba. – ¿estás mejor, pollito?

– Sí 

Aga y Clarissa de acercaron más para poder estar cerca del calor del fuego.
Timba puso la comida a calentar en las ollas. Por lo menos vivirían esa noche separados del resto.


━━━━━ • ஜ • ❈ • ஜ • ━━━━━

    
El ruido de una cámara cayendo al suelo bastó para despertar al ligeramente dormido azabache.

– ¿¿Fran?? – se levantó de un brinco.

– ¡¡DEJÓ CAER LA CÁMARA!! – Flex estaba vuelto loco. – ¡¡cuestan una fortuna...!! ¿¡Y LA DEJAS CAER!?

– Lo siento jefe... – estaba temblando.

– ¿Fran? – su novio llegó a su lado. – ¿Por qué la dejaste caer?

– Se me resbaló de las manos. Tengo hiperglucemia ahora...

– ¿Exceso de azúcar? 

– Cuando nos detuvimos a rellenar el tanque de combustible compramos cosas y... fue demasiado.

– No debiste haber comido tanto. – regañó y levantó la cámara del suelo. – se ve bien, no se enoje jefe. – calmó. Después cargó a Fran y lo sentó en un tronco de un árbol caído.

– Vale, lo siento. – suspiró con cabreo. – Muzi, deja ahí la cámara y tráeme un puto café. 

– ... – dejó la cámara y se acercó al panel de control.

– ¿Pero qué...? – el contrario no dijo nada, solo desactivó los micros de todos. – ¿Por qué los desactivas?

– Hombre, ya basta. – se acercó y le dio una nalgada.

– ¡Ey!

– ¿Qué te sucede hoy? – lo abrazó de la cintura. – siempre eres algo rudo, pero hoy te hablan y respondes de manera agria... ¿hice algo mal?

– En lo absoluto. Eres como un príncipe.

– ¿Entonces?

– No sé. Todo ha ido mal hoy. – apoyó su cabeza en el pecho del castaño.

– Ve a casa. Ahora los chicos solo dormirán y ya se hace tarde.

– Tienes razón. – sonrió. – gracias, Muzi. – le besó.

– ... Emm, ¿yo ya...?

– No – dijo seco.

– O-ok – bajó la mirada.

– Adiós – se despidió con un último beso.

– Adiós... 

Eran amantes, lo hacían seguido, se divertían juntos, pero parece que el peliazul no quería cederle su corazón, y eso que ya llevaban unos meses juntos.

Reality show ~| los CoMPaS|~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora