Capítulo 31.
Ian terminó de bailar y escuchó los aplausos del público, haciéndole sentir que había hecho un buen trabajo.
—¡Ian! —gritó una voz entre el público, que hizo que su corazón pegara un salto—. ¡Te quiero, Ian!
Casi sintió las lágrimas escapándose de sus ojos cuando, en primera fila, reconoció a su hermana pequeña, que aplaudía mientras reía alegremente. A su lado había una mujer elegante con gesto regio, pensó que debía de ser su madre de acogida. No podía creerse que hubiera llevado allí a su hermanita.
Saltándose todas las normas, Ian saltó desde el escenario hasta llegar a las enormes butacas principales y llegó hasta su hermana. Ella se las arregló para levantarse y correr hacia él, alzando los brazos para que él la levantara.
—Alexa, pequeña. ¡Estás aquí!
La niña rubia posó su mano en su pelo mientras sacaba la lengua de forma graciosa e Ian la apretó fuerte contra él. Llevó la otra mano de la niña a su pecho, exactamente donde, bajo la camiseta, se encontraba su tatuaje de la cruz. Alexa rió.
—Veo que tú eres el famoso Ian. —La madre adoptiva de Alexa se levantó de la butaca, tendiéndole la mano.
Él volvió a dejar a su hermana en el suelo y le estrechó la mano a la mujer. No parecía muy simpática, pero ella asintió con la cabeza.
—Mi marido y yo somos los... padres de Alexa —le explicó—. Soy Alice Walter.
Él nunca los había conocido. Sólo sabía que hacían que fuera difícil para él ver a su hermana, por lo tanto, hacían su vida muy dura.
—¿Cómo ha sabido que...? —preguntó él.
Una extraña sonrisa se formó en el rostro de Alice.
—Tracy, la profesora de Alexa nos lo ha contado todo —le respondió—. La niña siempre habla de ti, a cada momento. Nosotros no sabíamos quién podía ser ese tal "Ian" hasta que decidimos hablar con la profesora y nos explicó que siempre había existido un hermano mayor al que habían separado de ella.
Ian asintió, completamente confuso.
—Sabemos que quieres luchar por su custodia.
El chico endureció la mandíbula y volvió a mover la cabeza afirmativamente. No pensaba mentir al respecto. En cuanto tuviera algo de dinero y un sitio en el que vivir, conseguiría estar también con su hermana pequeña.
Mil planes habían pasado por su cerebro sobre eso, especialmente ahora, que también Irina estaba en su vida. Le gustaría vivir junto a ella también, los tres juntos.Alice entornó los ojos y lo miró, hablando en voz baja.
—Es tu hermana, pero también es nuestra hija desde hace años... —le dijo—. Nosotros podemos permitirnos mantenerla de forma completa, así como todas las atenciones que ella necesita...
Ian tragó saliva. Su tono de voz no era desagradable, pero tenía miedo de que volvieran a intentar separarlo de su hermana.
—También yo cuidaré de ella y le daré todo lo que necesite.
La mujer pareció triste. Realmente, Ian tenía muchas posibilidades de poder quedarse con la custodia de Alexa.
—Nos gustaría llegar a un acuerdo —anunció la mujer—. Alexa no tiene por qué prescindir de ninguno de nosotros, puesto que todos queremos lo mejor para ella.
Ian enarcó una ceja, confuso.
—¿Qué propone?
Alice pareció relajarse un poco. Al menos él estaba dispuesto a escucharla.
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Dance, sólo baila.
Teen FictionIrina es una joven de dieciocho años que ha escapado del infierno de su casa para tener una oportunidad en la academia de baile más exclusiva del país. Lleva años enamorada de Dallas, pero todo se verá alterado cuando conozca a Ian, su nuevo compañe...