Capítulo 15.

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Capítulo 15.

—Rubia, ¿qué haces?

Ian levantó la vista del papel en el que estaba escribiendo y vio que su amigo Christian acababa de entrar en la habitación y lo miraba, interesado.

—Estoy rellenando un documento de... —comenzó el joven, pero su amigo lo interrumpió de repente, riendo.

—¡Estás haciendo una carta de amor!

Inmediatamente Ian agarró el papel y lo metió debajo de la almohada de su cama, sintiendo cómo de pronto le ardían las orejas.
Desde que había besado a Irina dos días antes estaba como en otro mundo, y sin duda, ese mundo le gustaba mucho más que el real.

Pronto había descubierto un cambio muy positivo en Irina, ella había comenzado a hablarle durante las larguísimas clases que pasaban juntos e, incluso, habían contado con la felicitación de Orlando a causa de esto.

—¿Es para Irina? —se interesó Christian.

Ian alzó una ceja a la vez que esbozaba una sonrisa divertida.

—No, es para ti.

—Oh, vamos, cuéntame qué ocurre, ¡lo estás deseando!

A regañadientes, Ian finalmente sacó de nuevo la hoja de debajo de la almohada y se la mostró a su amigo, incapaz de mirarlo a los ojos.
Christian lo leyó rápidamente y asintió con la cabeza, pensativo.

—¿Y esto no podrías decírselo en persona? Sinceramente, no eres la clase de tío que manda notitas cursis.

—No es cursi, ¡imbécil! —Ian se rascó la nuca, sin saber cómo explicarse exactamente—. Es... simplemente creo que con ella puedo explicarme mejor con algo escrito, quizás en persona me confunda y acabe diciendo alguna gilipollez.

El muchacho asintió de nuevo y procedió a estirar sus músculos en mitad de la alfombra, haciendo que éstos resonaran con chasquidos.

—Pues igual de gilipollas vas a parecer cuando se la des y no sepas cómo explicarle por qué le has escrito una carta.

Ian, finalmente, resopló y tiró el papel al suelo, con desgana. Christian tenía razón... La culpa era suya, llevaba casi dos años sin salir con ninguna chica en serio y a las muchachas con las que había estado en esos últimos tiempos no las había visto más de dos o tres días.
Casi había olvidado lo que era estar nervioso por ver a alguien o sentir el corazón latiendo a mil por hora al besar los labios de otra persona.
Llevaba dos años dedicado completamente a Alexa, por lo que había olvidado de que él mismo también era importante.

Los pasos de su amigo al acercarse lo sacaron de sus pensamientos y suspiró de nuevo al sentir la mano izquierda de Christian dándole una palmadita en la espalda mientras con la derecha agarraba de nuevo el papel del suelo.

—Yo se la llevaré a April para que se la dé, no te preocupes.

Ian alzó sus profundos ojos claros y miró con gran agradecimiento a su amigo.

—¿Qué haría yo sin ti?

—Nada interesante, eso seguro.

***

Irina puso la música de sus auriculares más alta y se dedicó a seguir estudiando el enorme libro de anatomía de primer año, pero las palabras no le entraban en la cabeza. No había forma de que relacionara la información.
Finalmente se retiró los auriculares con un suspiro hastiado y se giró hacia su derecha, donde se encontraba una cama sobre la cual April y Christian se besaban mientras reían y charlaban en voz alta.

Dance, sólo baila.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora