Capítulo 32. (FINAL)

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¡Último capítulo!

Capítulo 32.

Cuando la música cesó definitivamente y el último de los bailarines abandonó el escenario, fue el momento de que todos los profesores y expertos que habían sido invitados al evento, dieran su veredicto.
Los cazatalentos se encontraban gratamente satisfechos, todos con sus libretas y apuntes llenas de fotos de muchos de los bailarines que habían visto esa noche ahí.

Los alumnos de la academia bajaron para hablar con sus amigos y familiares, pero Irina tuvo miedo de hacerlo entonces. ¿Cómo iba a enfrentarse a su padre después de tantos meses sin haber hablado con él ni siquiera por teléfono?

—¿Ocurre algo?  —le preguntó Ian, cambiándose de ropa y volviendo a sus vaqueros habituales.

—Mi padre. Está aquí —dijo Irina, sin aun creérselo.

Ian abrió la boca para decir algo, pero finalmente acabó cerrándola.

—Uh... ya veo.

¿Qué habría sucedido para que él decidiera ir a Londres?

—¿Quieres que nos quedemos aquí? —ofreció Ian.

Ella lo caviló unos segundos, pero justo después pensó que era mejor afrontar lo que estaba sucediendo.
Ambos bajaron hasta los asientos en los que se encontraban los familiares y amigos de todos los bailarines. Los padres de Christian pararon a Ian unos segundos para saludarlo efusivamente. Junto a ellos, también iba su prima Valentina, que había viajado a Londres para poder ver la actuación del chico. Tras charlar con ellos unos momentos, entre la gente apareció Dallas.

—Ha sido alucinante —dijo el chico, emocionado, abrazando a su amiga amistosamente.

Era la primera vez que Ian y él se cruzaban cara a cara después de lo sucedido en el Y.B.K. meses atrás, la noche que Ian e Irina se habían besado por primera vez.

—Gracias, Dallas —murmuró Irina.

—Felicidades, tío —dijo él, dirigiéndose hacia Ian y alzando su mano.

Ian lo miró con desconfianza unos segundos y, finalmente, chocó su mano con la de él, dándole un par de golpes en la espalda. Eso era muy raro. Mucho.

—Dallas, mi padre está aquí. ¿Lo has visto?

—Sí, en la entrada —contestó Dallas suavemente—. Está... diferente, lo verás.

—No sé si quiero verlo...

Pero esas palabras no sirvieron de mucho. A unos metros, acercándose de forma lenta e insegura, el padre de Irina llegó hasta ellos y se quedó a tan sólo un par de metros a la espalda de Dallas.

Ian se tensó: llevaba una gabardina elegante, aunque no muy cara, y un traje marrón. Sus ojos castaños estaban tristes y su cabello corto algo canoso.

Dallas lo vio e intercambió una mirada con Ian.

—Será mejor que me presentes a alguna de tus amigas, ¿no? —dijo en broma, tratando de escaquearse.

—Ni lo sueñes —respondió Ian. Aun así se fue junto a él para dejar a Irina sola junto a su padre.

Ella no supo qué decir. Hacía años que él le había dejado claro que no la aceptaría como su hija mientras fuera bailarina, y, desde que su madre se había ido, la mayoría de recuerdos que tenía de su padre, era abrazado a una botella. Aun así, tenía que reconocer que físicamente había mejorado muchísimo: ahora parecía cualquier hombre normal, ciertamente elegante.

Dance, sólo baila.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora