Capítulo 24.

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Os dejo una imagen de Ian e Irina hecha por @Desii31


Capítulo 24.

—¿Qué ha ocurrido?

Ian ni siquiera se levantó de la cama cuando Irina entró a su habitación, después del encuentro que ella acababa de tener.

—Ha sido extraño... Dallas no me ha llamado justamente hoy por casualidad.

Ante estas palabras, el chico alzó la cabeza y se sentó. Irina hizo lo mismo sobre la cama de su novio. Estaban solos en la habitación, Christian y April estarían celebrando que habían quedado los segundos en el concurso.

—¿No? —preguntó Ian con desconfianza.

Irina suspiró.

—Ha sido Ivanna.

Ian cerró los ojos un momento y finalmente resopló con furia.

—Está jodidamente loca —dictaminó—. ¿Qué le dijo exactamente?

—Que yo lo echaba de menos y que quería tenerlo de vuelta.

Ian enmudeció y su mirada se tornó algo sombría.

—¿Ha intentado algo o...?

—No, no —lo tranquilizó Irina—. En absoluto. Las cosas han quedado muy claras... y yo estoy contigo.

El muchacho rubio desvió la mirada, de pronto pareció frágil.

—He pasado mucho miedo. Durante el rato que has estado con él quería morirme, te juro que  sólo pensar que pudieras elegirlo a él...

Sin pensarlo Irina le puso la mano en el pecho y buscó su mirada verde, lo miró con intensidad durante varios segundos.

—No puedo elegirlo porque simplemente no hay elección posible. Tú eres mi única alternativa y no podría levantarme por las mañanas si no fueras tú quien está conmigo, a mi lado.

Él también la miró y, con suavidad, le pasó la mano por la suave mejilla.

—Claro que podrías, Irina. Eres la persona más fuerte que he conocido nunca. Tú podrías parar una guerra si te lo propusieras, no necesitas a nadie y eso es lo que me da miedo.

En el rostro de Irina se dibujó la más dulce de las sonrisas.

—Te necesito a ti, siempre te necesito a ti.

Y con suavidad, besó sus labios. Notó los labios de Ian dulces y ansiosos, y, mientras sus lenguas jugueteaban lentamente, saboreándose, él le acarició el cabello.

Oh Dios, cuánto le quería.

***

El jueves siguiente llegó enseguida. Llevaban toda la semana bailando durante demasiadas horas al día, la competencia entre todos los alumnos casi podía respirarse en las aulas, donde los seleccionados para ir a York, lejos de confiarse estando en esa posición, entrenaban más duro que nunca.

El autocar hacia York saldría exactamente a las cuatro de la tarde, pero Ian tenía algo que hacer antes de irse.

Lo había pensado mil veces y finalmente había decidido que era lo mejor. Después de lo que había ocurrido con Ivanna, que había intentado sabotear su relación nuevamente, le quedaba claro que no podía depender de ella de ninguna forma..

Al fin y al cabo, Ian trabajaba para su padre, por lo que, de un modo u otro, ella podía jugar con él. Y eso tendría que acabar.

Durante el año anterior, el señor Clapton se había portado excepcionalmente bien con él, pero a la hora de la verdad, él no era su hijo, sino Irina.

Con rapidez, Ian entró al Y.B.K.. Había ido corriendo y también tendría que volver así a la academia si no quería perder el autocar para ir a York.

—¿Has visto al señor Clapton? —le preguntó abruptamente a Charles, uno de los camareros de la discoteca.

El bar estaba cerrado aún, faltaban unas horas para que abriera, pero aun así requería limpieza y preparativos para que cada noche fuera una fiesta lujosa y diferente.

—Aún no ha llegado —contestó Charles, secando unos vasos con un trapo blanco—. He oído que este fin de semana no vendrás a trabajar porque te vas de viaje... ¿Quieres que le diga algo?

Ian endureció el rostro un momento, apretando la mandíbula.

—Me gustaría hablar con él yo mismo, pero no tengo tiempo —murmuró—, de todas formas, quería decirle que no volveré trabajar más aquí.

Charles casi dejó que una de las copas se cayera, pero por suerte la agarró en el último momento.

—¿Cómo? —dijo el muchacho moreno, confuso.

Ian se pasó la mano por el cabello, hacia atrás.

—Me temo que es muy complicado y largo para contártelo ahora —se excusó, yendo hacia la puerta—. Hablaremos con más calma cuando vuelva. ¡Dale el recado al señor Clapton!

Y después, Ian volvió a correr por las calles de Londres rápidamente.
Iba a dejar su trabajo, el cual amaba, pero desde luego no pensaba mantenerse constantemente bajo la influencia de Ivanna. Simplemente quería ignorarla del todo, no volver a saber nada de ella.

Cuando volvió a mirar el reloj ya eran las cuatro menos cinco, así que el muchacho rubio corrió aún más rápido.

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Bueno, por aquí nos habíamos quedado, en el siguiente ya habrá una parte nueva nueva

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Bueno, por aquí nos habíamos quedado, en el siguiente ya habrá una parte nueva nueva.

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