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||JESSICA||

─Liam ─soltó Jessica sin aliento, dejando caer el celular mientras asimilaba lo que Emma acababa de decirle. Él, con quien hace poco había hablado, abrazado, y sobre todo le había dicho que estaría bien, se encontraba grave en el hospital.

Ella sintió que empezaba a hiperventilar, pero James estuvo a su lado en un instante, abrazándola fuerte y automáticamente haciendo que se sintiera mejor. Aunque, a pesar de eso, aun sentía angustia, y miedo. También podía sentir los de él, e incluso casi podía descifrar su expresión ahora mismo, sin si quiera estarlo viendo directamente a la cara. Seguramente era igual que cuando sus miradas se cruzaron mientras aún estaban hablando por teléfono. En ese momento vio cuanto miedo tuvo al escuchar la noticia. Y de alguna manera sentía que no era solo porque sabía que Liam le importaba a ella, sino porque, a pesar de todo, también le preocupaba a él porque también le importaba.

─Tenemos que ir ─dijo este de inmediato, haciendo que de alguna manera regresara a la realidad. 

Jessica asintió e intentó levantarse de la cama, pero sus piernas a duras penas lograron mantenerse firmes y volvió a caer sobre ella. Temblando incontrolablemente. 

─Yo... ─soltó miserablemente en un hilo de voz, y no pudo hacer nada más que echarse a llorar al segundo siguiente.

─Te tengo, cariño ─le dijo James, sosteniéndola fuerte mientras temblaba. Ambos lo hacían. Sin embargo, podía sentir que, a diferencia de ella, él estaba controlando su llanto porque había optado por ser el que se mostrase y mantuviese fuerte por ambos. Y seguramente también por sus bebés. Aquellos bebés por los cuales ella también tenía que mantenerse fuerte.

Jessica tomó una respiración profunda, se separó de James y secó sus lágrimas.

─Tengo que... ─empezó a decir, con su voz temblorosa y débil mientras se levantaba, pero cuando antes sus piernas se sentían como gelatina, ahora parecía que eran de plomo y no podía lograr darles la orden de moverse.

Se quejó con exasperación.

─Necesitas cambiarte ─adivinó James, levantándose a su lado─. No te preocupes, yo iré por la ropa.

─ No ─dijo con firmeza, mientras con gran esfuerzo levantaba su mano y lo agarraba del brazo para detenerlo.

─Jess ─dijo este, regresando a mirarla con preocupación.

─Tengo que hacerlo ─dijo casi suplicando─. Ayúdame a hacerlo, por favor.

─Sí, por su puesto.

Él la ayudó a llegar hasta su ropa y también la ayudó a vestirse cuando no podía hacerlo por ella misma (como cuando su llanto volvía, por ejemplo). Luego, cuando agarró más fuerza, le ordenó que fuese a vestirse él y ella se encargó de recoger algunas cosas personales y útiles para todos; sobre todo abrigos y mantas que sin duda iban a necesitar porque no creía que nadie querría irse del hospital, al menos por un tiempo. Cuando bajaron, James se encargó de tomar algunos snacks y bebidas, también un par de pastillas, y todo lo guardaron en un par de mochilas, listos para dirigirse al hospital en un tiempo record.

Cuando finalmente llegaron, el escenario se veía desalentador. Todos se veían agotados, con miedo y preocupación en sus rostros. Cuando se percataron de su llegada, parecía haberles dado un poco de alivio; también lo hicieron las cosas que les obligaron a usar y tomar. Pero igual el ambiente se mantuvo tenso y nadie tenía energía para hablar o decir algo. Ni si quiera Jessica que se moría por preguntar qué había pasado y sobre otras cosas más.

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