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||JESSICA||

A pesar de que los demás la molestaran mucho, lo mejor de la secundaria para Jessica era que podía escapar de su casa y eso le proporcionaba una especie de paz momentánea.

Al menos más de la que tenía allí.

Cuando su examen de matemáticas terminó, ella fue a dos clases más, una de las cuales compartía con James, aunque trató de ignorarlo por completo, y luego en un pequeño break que hubo después de eso, se dirigió al baño.

Estaba lavando sus manos en el lavabo del baño, cuando sintió la sombra de alguien ponerse a su lado, y al ver el reflejo en el espejo se dio cuenta de que era Emma Holland, la gemela de James.

─Hola ─la saludó la rubia con una sonrisa efusiva.

─Hola ─respondió incómoda y cerró la llave para agarrar una toalla de papel y secarse las manos.

─ ¿Cómo te fue en el examen de matemáticas? ─preguntó Emma antes de sacar su brillo labial y untárselo en sus labios.

─Bien.

─Por supuesto que te fue bien ─volvió a sonreírle─. No eres la mejor de la clase por nada.

─Supongo ─Jessica se encogió de hombros.

─A mi hermano no le fue nada bien ─se lamentó Emma.

─En realidad no me sorprende ─susurró la pelinegra.

Emma suspiró.

─Él confió en las personas que no debería. Personas que creía sus amigos, pero que al parecer solo están con él por conveniencia.

─ ¿A qué te refieres? ─preguntó Jessica con curiosidad.

─Tanto su novia como sus amigos lo engañaron con los temas que iban a tomar en el examen para que reprobara y así no pudiese graduarse. Ya sabes que en realidad no es muy bueno con las matemáticas.

─Sí ─asintió─. Y eso es horrible ─dijo, sintiéndose mal por él y quizás ahora entendía porque no lo vio juntarse con su grupo en la clase que tuvieron juntos. Lo cuál le había parecido raro en ese momento.

Emma volvió a suspirar.

─Lo sé, pero lo bueno es que la señora Laurens le va a dar una segunda oportunidad para volver a rendir la prueba, pero realmente necesita estudiar para aprobar.

─ ¿Entonces tú lo vas a ayudar? ─adivinó Jessica.

─Puedo darle los temas que hemos visto en clases, pero no puedo estudiar con él porque terminaríamos matándonos el uno al otro.

Jessica se rió y se sentía un poco extraña por lo fácil que fue, ya que con la única persona con la que realmente lo lograba era Mary.

─ ¿Entonces quién lo va a ayudar?

─Bueno, esperaba que fueses tú.

─ ¿Yo? ─dijo sorprendida.

─Sí, eres la mejor en matemáticas, así que eso también te hace la mejor ayuda.

Jessica dejó salir una risa incrédula.

─ ¿No crees que terminaría matándolo al igual que tú? ─le señaló.

─Quizá, pero mis padres no te desheredarían por eso ─bromeó Emma.

─Emma, sé que quieres ayudar a tu hermano, pero realmente no creo que sea una buena idea.

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