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||JESSICA||

A Jessica le había tomado un tiempo en decidirse ir a la casa de James. Y luego le tomó un poco más decidir si tocaba o no el timbre. Él se había comportado extraño y no sabía por qué.

La verdad tenía miedo de que la estuviese dejando (si es que podía llamarse dejarla cuando ni si quiera eran novios) después de haber tenido relaciones con ella. Como si la hubiese utilizado y luego de conseguir lo que quería (tanto el sexo como aprobar su examen), ni si quiera se preocuparía en volver a hablar con ella.

Tenía miedo, incluso sabiendo que él no era esa clase de chico.

Que él no era su ex.

Armándose de valor, y con una profunda respiración, ella finalmente tocó el timbre.

Era mejor aclarar las cosas de una vez antes de seguirse torturando.

Un par de ojos azules la recibieron, pero lamentablemente no eran los de James, sino que eran los de su gemela.

─Hola ─le dijo Emma con un intento de sonrisa─. Mi hermano no está aquí ahora mismo, pero cuando llegue puedo decirle que viniste y seguramente irá a verte después de eso.

Ella lo dijo demasiado apresurada he intentado cerrar la puerta, pero Jessica mete un pie para detenerla,

─ ¿Realmente estás mintiendo por él? ─exclama indignada y prácticamente echando humo─. No puedo creer que te esté utilizando simplemente para no enfrentarse a mí luego de conseguir lo que quería ─gruñó.

Emma negó con la cabeza.

─No es eso.

Jessica la escaneó.

─Pero luces incómoda, preocupada, angustiada, ¿y asustada quizás?... ─asintió sabiendo que no está para nada equivocada en su afirmación─. Y por si fuera poco estabas ansiosa de deshacerte de mí ─añadió con una ceja arqueada─. Si no es porque te obligó a mentir por él, ¿por qué?

Emma abrió la boca, pero luego se lo pensó mejor.

Luego vaciló por unos instantes, como considerando lo que haría a continuación, como si se preguntara si debía confiar en Jessica o no.

Al final pareció decidirse y terminó abriendo la puerta por completo.

─Ven ─tomó su mano y la llevó dentro, cerrando la puerta detrás de ellas. Luego la hizo subir las escaleras y la llevó a su habitación.

Era la exactamente igual que la de James, pero en tonos pasteles. Rosas, lilas, verdes, amarillos, azules.... Básicamente era como un unicornio hubiese vomitado en ella, pero no de una manera desagradable.

Antes cuando vino para estudiar con James y pasar el rato había tenido un ligero vistazo a ella porque su habitación y la de él estaban conectadas por un pequeño pasillo donde se encontraba el lavabo sobre un gran mesón de mármol con un espejo encima cubriendo toda la pared y el baño privado detrás. Así que cada vez que iba al baño (y antes de asegurarse de cerrar la puerta que daba a su habitación, igual que como la hacía con la que llevaba a la de James, incluso cuando el baño también tenía una), le lanzaba un saludo y una sonrisa incómoda a Emma.

No sabía por qué, pero siempre ha tenido algo con cerrar cada puerta a la disposición. Sobre todo en los baños.

Y a pesar de que tenía mucha curiosidad de echarle un vistazo detallado a la habitación, justo ahora lo único que le importa es Emma.

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