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||JESSICA||

La subida y bajada del volumen de la música de los vecinos de al frente hizo que Jessica se despertara algo irritada. Trató de seguir durmiendo, poniéndose una almohada sobre su cabeza, haciendo presión en los oídos para amortiguar el ruido, pero era imposible.

James Holland y sus amigos eran muy ruidosos y no solo por la música.

Ellos eran los típicos adolescentes que se reían por cualquier estupidez, hablaban sobre la gran cantidad de chicas que morían por ellos y sobre algunos de esos programas y películas sangrientas que les gustaba ver.

Lamentablemente la ventana de su cuarto quedaba directamente frente a la casa de él y podía oírlo todo. Ella podría simplemente ignorarlos, pero es difícil cuando ha ganado un extraño interés en James.

¿Por qué?

Porque escuchaba el mismo tipo de música que ella y eso lo hacía interesante. De una extraña manera, pero lo hacía. Pero aun así no era lo suficiente como para dejarlo entrar en su vida.

¿Cómo es que ella sabía su nombre? Ni si quiera había intercambiado más de algunas palabras con él, pero asistían a la misma secundaría y no era exactamente alguien que pasaba desapercibido ante nadie ya que podría decirse que era uno de los más populares porque a todo el mundo le agradaba. Excepto a ella, obviamente.

Además de que digamos que su mamá era una de las personas más encantadoramente gritonas que conocía después de sus padres, y por "encantadoramente" no era más que sarcasmo, porque creía que su chillona voz se escuchaba cinco cuadras más allá y siempre la hacía sonreír cuando lo regañaban.

Jessica se asomó a la ventana, evitando ser percibida, y vio como sus amigos metían equipos de luces, bebidas, comida chatarra, y la música seguía subiendo y bajando mientras probaban el sonido.

Grandioso, tendrán una fiesta, pensó ella.

Una fiesta que estaba segura celebraban por el campeonato nacional de golf que él había ganado.

En ese momento James subió la mirada hasta su ventana y le sonrió. Eso era lo que siempre hacia cuando la veía, sonreír.

Ella cerró la cortina, al fin aceptando que no podrá dormir y fue directo a la ducha.

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Dado que el lunes a primera hora tenía un examen de matemáticas importante y a pesar de que era muy buena con ellas, siendo la mejor de su clase, con un humor de perros Jessica practicaba sus ejercicios con la música a todo volumen, por cortesía de su odioso vecino y la fiesta que estaba ofreciendo.

Había llamado a su papá para pedirle quedarse en su casa y así poder estudiar con tranquilidad, pero como siempre, el parecía tener cosas más importantes que pasar tiempo con su hija.

Esa fue la razón por la que se quedó con su mamá luego del divorcio, pero no es algo que a ella la hiciera feliz tampoco, así que Jessica se sentía miserable por culpa de ambos.

Ahora mismo su mamá se encontraba en alguna parte junto con su nuevo novio y la habían dejado completamente sola porque no tenía hermanos, era hija única.

A veces deseaba tener uno, pero cuando lo pensaba mejor, sabía que era mejor no tenerlo porque también sería miserable y era algo que ella no podría aceptar.

En ese momento su mejor amiga, Mary, le mandó un mensaje, y sin poder evitarlo, tuvo su primera sonrisa en todo el día.

Jessica:

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