CAPÍTULO 20.

948 110 16
                                    

Narra Sujey

–Gracias por venir chicos no saben cuanto significa para mi estar acompañada en esté día tan especial. —Les digo a todos, mientras me pongo de pie para acompañarlos a la puerta del departamento.
–Nos la pasamos increíble Su, gracias por la invitación, tú familia es muy divertida incluso a través de la pantalla tú padre nos ha hecho reír. —Dice Daoming Si amablemente.
–Y no lo han visto imitar a cantantes, es muy divertido. —Le digo sonriendo y anhelando estar con él y mi madre en esté momento. –Bueno es hora de despedirnos, es cerca de la una de la madrugada. —Les digo.
–Lo sabemos y nos vamos ya que nos corres de tú encantador departamento, de verdad no se vale Su. —Me dice Sarahí intentando hacerse la indignada; al final si pudo venir, ya que su vuelo se canceló. Cuando esta a punto de salir, voltea sobre sus talones y me mira con los ojos entrecerrados. –Tú señorita, me tendrás que contar porque estabas roja cómo manzana cuando llegamos y tan nerviosa y lo más importante la razón por la que el niño porcelanito estaba igual o peor que tú, ohh y también porque los regalos que ambos intercambiaron siguen cerrados, ¿okey? —Me dijo en voz baja y en español para que nadie además de mí la escuchará y sonreí ante el apodo que le había dado a Lei.
–No es nada Sarahí, y no le digas así, los regalos siguen cerrados porque es algo entre nosotros, le compré algo especial y cómo su buena amiga, quería ver su reacción en privado y estábamos así porque hacia frío, olvide encender la calefacción, ¿contenta? —Le dije lo más tranquila que pude aunque la verdad es que durante la cena mis pensamientos me estuvieron matando.
–Está bien, haré que te creó por ahora, buenas noches Su, adiós chicos. —Dijo mientras salía del departamento y los chicos le respondían un amable buenas noches.
–Bueno, entonces seré el siguiente en irme, ¿nos vamos mi bella Xioxi? —Dijo Ximen, para después tomar la mano de su adorable novia, era la primera vez que los veía juntos y me encantó el click que hacen.
–Vale, gracias por venir, un gusto conocerte Xioxi. —Les digo sonriendo, ella sólo asiente y desaparecen con sus manos entrelazadas por la puerta.
–Nuestro turno. —Dice Daoming Si tomando la mano de su prometida. –Gracias de nuevo Sujey, Lei tiene una agradable novia, no mejor que la mía desde luego, pero agradable. —Dice sonriendo y mirando a Lei quien le da una mala mirada.
–No somos novios. —Le digo riendo un poco. –Gracias por venir chicos. —Les digo y ambos sonríen cómplices y salen por la puerta.
–No puedo creer que sea el único que vino sin una pareja, me tocará salir sólo por esa puerta. —Dice Meiuzo triste. –Aunque victoriosamente soy el único normal que no está enamorando de los F4. —Dice sonriendo misteriosamente, esperen eso quiere decir que... ¿Lei sigue enamorando de Jing? Tan sólo pensarlo me dolió un poco y no sé porque.
–Ohh pobrecito, ven aquí. —Le digo compadeciéndolo, pues sé que estás situaciones ponen incómodo a cualquiera, me sucedió todos éstos años, estando sola. —Ambos nos damos un abrazo afectivo, pero cuando intento separme, él no lo permite. –Mi regalo para ustedes.—dice misteriosamente y vuelve a abrazarme. Okey esto es incomodo.
Y entonces Lei me toma por el hombro y separa a Meiuzo de mi, luce un poco molesto, ¿por qué?
–Es hora de que te marches Meiuzo, es noche y pareces no estar en tus cinco sentidos. —Dice Lei, mientras delicadamente me pone tras él para que Meuizo no vuelva a abrazarme, supongo.
–Salió mejor de lo que esperaba, bueno me voy, buenas noches, portense mal. —Dice Meiuzo sonriendo y saliendo por la puerta.
–Raro. —Decimos al mismo tiempo Lei y yo.
Estamos sólos de nuevo y no sé que hacer, los nervios se apoderan de mí. Ambos sonreímos incómodos.
–Creo que también debo irme. —Me dice mirando a sus zapatos cómo si fueran la cosa más interesante.
–Abramos los regalos primero ¿vale? —Le digo, pero me percató del desastre que es mi departamento ahora. Y antes de que responda vuelvo a hablar. –Pero vayamos a la azotea del edificio, aquí es un desastre. —Él sólo asiente y toma la caja enorme que trajo y deja unas hermosas rosas sobre la mesa.








Serendipia - Huaze LeiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora