Primer problema: Ella.

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Septiembre 2013

Después de tres semanas de andar de acá para allá con el tema de los talleres, al fin me pude quedar en uno. Anhelaba mucho quedarme en Dibujo, pero por el estúpido  de Axel que quería quedarse en las computadoras, terminé poniendo otro taller como la primera opción. Me termine por decidir hacia Ofimática B. Antes se llamaba Secretariado, pero como le dije a Axel, como querían verse más actualizados y cool  le cambiaron el nombre a Ofimática. Ni pedo, para mi sigue siendo exactamente lo mismo.

Desafortunadamente este taller tenia un lado malo: Las maquinas de escribir. La maestra que nos daría aquí siempre se vestía de negro, tenia canas y el pelo chino y alborotado, parecía estar enojada con todo el mundo con esa cara de bulldog. En pocas palabras, era una bruja.

Pero la cosa cambia con las computadoras. Aquí el maestro era buena gente. Se vestía bien sin la necesidad de usar traje. Era muy elegante. Tenia distintos peinados pero todos se le veían increíble, (menos cuando se lo peinaba todo hacia tras, parecía Drácula) y sabia como mantener a una audiencia en silencio sin tener que gritar, a todo el mundo le caía bien.

La ventaja de los talleres era que podías conocer muchas más personas, ya que los que se quedaban también eran de otros grupos.

Axel y unos 14 compañeros de mi salón (incluida yo) nos quedamos aquí.

Nuestra primera semana de clases en taller fue en las maquinas, hoy era lunes y nos tocaba las cuatro horas después de receso. Después era en Miércoles en las computadoras, las cuatro horas antes del receso. Éramos tan afortunados porque los maestros tomaron un acuerdo de acomodarnos por número de lista hasta el final del primer bimestre.

Yo estaba afuera del salón de las maquinas, porque hoy era lunes, estaba completamente sola. Axel probablemente estaba chismeando en otros lugares y me dejo ahí encargada con gente que también terminó por retirarse. Comenzaron a llegar más personas y pude ver a mi novio, se los dije, estaba chismeando por la sonrisa sorprendida que llevaba.

Un tipo a lado de mi tenia puesta la canción de Tengo ganas de ti (Cristina Aguilera) y  yo no tenía idea de que hacer, solo mirarlo extraño y arrinconarme un poco mas lejos de él. No por la canción, simplemente porque estaba intentando cantarla y me estaba asustando por la desafinación que tenia.

Varias personas pasaron a lado de mi, dejando sus cosas enfrente del taller, pero cuando voltee para reconocer al menos a una  y crear una conversación junto con vida social, me perdí.

Ahí, en una de las columnas del salón, estaba una chica.

Tenía el pelo bastante largo y peinado con una trenza de lado, su piel era rosada y casi bronceada, tenia unos ojos café hermosos, casi dándole a miel. Supuse que esperaba a alguien, pero no, estaba sola, impaciente por entrar ya al salón. Era algo flaquita y baja por unos centímetros de mi. Estaba jugueteando con los listones de aquella mochila morada que cargaba en su espalda.

Básicamente estaba memorizando cada uno de los detalles de su cara y cuerpo, sintiéndome atemorizada y claramente ruborizada por la clase de persona que están viendo.

¿Por qué estoy viéndola así?

Quise acercarme para hablarle y conocerla un poco más, saber al menos su nombre, pero Axel intervino.

—Mi amor, te estaba buscando, pensé que te habías perdido.

Tuve que desviar mi cara para verle.

—No, la verdad no. He estado parada junto a este tipo que escuchaba Cristina Aguilera en todo este tiempo. —Lo dije con un tono sarcástico y fingiendo ver a la persona que parecía tener su celular en repetición, pero yo seguía volteando sigilosamente para ver a aquella niña. Axel se rió. —No te preocupes, estoy bien.

—Me parece bien. —Aun se reía, me miró divertido. —¿ Y...cuál escuchaba?

—¡¡¡HOY TENGO GANAS DE TIIIIIIIII!!! —Se lo dije cantando. —QUIERO TENER EN MIS BRAZOS LA SED DE TU AAAALMA. —Axel se estaba carcajeando porque creo que se dio cuenta de que no me sabia muy bien la letra. Este tipo se dio cuenta de que nos estábamos burlando del él y, claramente ofendido, se fue a otro lado.

Lo miramos de reojo, cuando se había ido Axel y yo nos miramos para volvernos a reír. Volteé y esta chica se estaba riendo también.

De la manera más amable y al menos aprovechando el pretexto para hablarle de acerqué a ella.

—Oye, ¿Quieres unirte?

—¡Claro! —Dijo mientras sonreía. —Ese niño ya me tenia harta.

—¿Cómo te llamas? —Pregunto Axel—.

- Priscila.


***


He estado viendo a Priscila desde que nos dejaron pasar a taller. Jugamos mucho cuando nos burlábamos de ese tipo, se lleva bien con Axel, pero no estoy celosa. Es una gran persona con una risa linda. Ricardo se quedo en otro taller; electrónica. Al parecer le cayo bien mi dibujo. Mi madre ya me ha comprado el uniforme de la escuela y es un poco extraño porque tiene las mangas verdes. Mi taller también es extraño, aquí hay mucha gente diferente. Moncada nos ha dejado rotular algunas hojas (10 para ser exactos) de las cuales solo eh hecho 6. Priscila se ríe y me siento, bien, si se puede decir así. Bueno, supongo que es una señal que me dice que debo conocerla más, pero, la verdad, siento que ya la conozco.

El día siguiente no pensé que ella fuese en mi mismo salón, porque sinceramente, no la había visto antes y de alguna manera me sentí la persona más afortunada del mundo. No se porqué, pero desde que la conocí he tratado de hacerla reír todo el tiempo.

¿Qué por qué? No lo sé, supongo que me gustaba su sonrisa y la manera en que sus mejillas se abultaban tornándose de un rosado ligero cuando reía.

Diario de una bisexual®Donde viven las historias. Descúbrelo ahora