Han pasado 6 días, hoy era sábado y yo solo quería estar en mi cama sin hacer nada. Todo este tiempo ha estado lleno de cosas insignificantes.
Y eh estado igual que siempre, tratando de sonreír un poco para no preocupar a nadie, es algo irónico, porque la que no debería preocuparse nunca soy yo. Soy muy estúpida y pensativa a veces, pero que importa, nada puede ser peor.
En estos apenas seis días de reflexión me di cuenta que nadie es realmente feliz, que todo el mundo tiene cosas por las cuales sentir temor, enojo o preocupación. La felicidad llega a ratos, y esos momentos debes aprovecharlos siempre al máximo, porque habrá días en los que no sientas otra cosa más que estar asustado. Así me esta pasando en este momento, vivo asustada.
El otro día descubrí a mi hermana mirando una página de internet, tipo foro de debates, que hablaba sobre la homosexualidad y sus derivados. No era un foro cualquiera, muchas personas importantes se encontraban discutiendo en ese lugar, lo sé porque busqué la página por mi cuenta. Ha estado teniendo problemas en la preparatoria y ella y mamá han tenido discusiones por lo mismo. No estoy muy bien enterada de la situación.
Hay mucha tensión en mi casa. Todo se siente extraño. Cuando entro a mi casa es como si me sumergiera en una especie de slime y es imposible caminar alrededor de la zona.
Esta por terminar Enero, este fue el mes más jodidamente largo de mi vida, y lleno de emociones. Me siento muy cansada. Tengo ojeras. no hay un solo día en el que despierte sin dolor de espalda.
Me eh cortado unas 5 veces más y realmente no me importa hacerme daño. Es un poco extraño porque no me gusta ver la sangre, esa sensación de culpa y arrepentimiento aparecen cuando se perfectamente que no puedo hacer nada. No duele, no arde, solo pienso que me lo merezco si no lo veo. Creo que es la cosa más estúpida que eh pensado.
Mi pequeño malestar corporal se ha calmado un poco, pero eso no significa que me descuide. El lado bueno de todo esto es que siempre tengo que usar chamarras para no caer desmayada, y así nadie puede ver los cortes. Me siento, hasta ahora, sin ganas, creo que es porque por ahora nada me parece importante, ni la escuela, ni la familia, ni mi cuarto ni nada. Solo ese pequeño rastro de luz, que tiene por nombre Priscila.
Sonrío al pensar en ella, el simple hecho de mencionar su nombre me dan ganas de mejorar, de ser mejor y de dejar de hacer y pensar estupideces. Ella es como una luz que te obliga a levantarte. Ella es mi todo.
Me desvío mucho de los temas, ya no me acuerdo con que empecé a hablar sola mentalmente.
Me decido a pararme de la cama, o si no mi madre vendrá y me regaña. Tiendo la cama, arreglo la habitación, levanto la ropa limpia y junto la sucia. La alfombra parece un poco empolvada, la aspiraré una vez que sacuda. Todo mientras sigo en pijama. No tengo ni la menor intención de quitármela y al menos ponerme algo decente, porque me siento cómoda de esa manera.
Creo que mejor me voy a bañar.
***
El cuarto se ve bien. He sacudido, tendido la cama, recogido la ropa y me he bañado, sólo falta acomodar los libros porque parece librería vieja. Todo bien. Me siento bien con el ambiente de mi cuarto cuidado. Ya no huele a encierro, porque la puerta y ventana están abiertas. Aún hay corrientes pequeñas de aire, así que mi chamarra me acompaña. Huele un poco a sangre, pero trato de ignorar ese aspecto. Tomo un poco de perfume y lo pongo al aire.
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Diario de una bisexual®
Non-FictionVal tiene un problema. Bueno, tiene varios. Se enamoró de una chica cuando tenía novio. Su novio es un estúpido. Sus dos mejores amigos no son razonables entre si. No sabe lo que siente por su mejor amigo. Su familia a veces es un pésimo ejemplo de...