Sensible.

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Junio.

Me sudaban las manos, la sensación más asquerosa del mundo.

Español siempre suele ser muy aburrido, la maestra nos dejo una pequeña actividad de lectura del libro que al parecer todo el mundo piensa entregar de tarea. Nadie tomaba en serio a la maestra de español. Aún así, es una de mis maestras favoritas porque puedes hablar con ella con toda la libertad del mundo y va a escucharte y a preocuparse por ti.

Recuerdo que una vez, Priscila estaba preocupada por una situación difícil que Axel estaba pasando, no pudo evitar llorar. Mi corazón dio un vuelco no de buena forma al verla así. La maestra nos llamó a ambas a su escritorio y nos dijo que no había mucho de que preocuparse, que el psicólogo de la escuela (muy alto y gordo, por cierto) iba a hablar con él para ayudarlo.

Yo, sólo lloré porque ella lo hacía, estaba preocupada, simplemente no podía verla así.

La maestra platicó conmigo, y no tengo ni una idea de como lo hizo, pero me tranquilizó, me hizo ver que no buscara problemas en donde simplemente no los hay, que si quería ayudar a otros, tenía primero que ayudarme a mi misma.

Era exactamente lo que me había dicho Skys hace unas semanas.

El punto es, que español suele ser reconfortante algunas veces. Te da tiempo de pensar.

Como en este momento, en el que Ricardo me había confesado que le gustaba Priscila. Otra vez. Prácticamente mis dedos fueron a su cara pegándole un golpe juguetón, sin lastimarlo. Realmente no me sorprende que sienta atracción por ella de nuevo, hasta en un punto se me hace algo muy tierno, porque Priscila nunca ha tenido novio.

Ugh, aún recuerdo cuando Olaf envió la primera carta a Priscila hace días.

¿He estado viviendo en automático todo este tiempo? Como si solo fuera un robot dispuesto a ser explotado durante todo su tiempo de aprovechamiento. Hasta ayer era mayo y resulta que estamos en junio.

—Espero que no te molestes por eso...

La voz de Ricardo me hizo entrar nuevamente en razón. Lo miré extrañada.

—¿Por qué habría de molestarme? Es una noticia sorprendente, pero no me molesta o algo así—su mirada fue a mi, recordándome el día en el que le dije a mis tres amigos que me gustaba Priscila. Negué con la cabeza—. Ricardo, ya no me gusta, lo digo en serio, ahora solo es mi mejor amiga. Junto con Liz, claro.

Esbozo una pequeña sonrisa.

—Entonces, ¿puedo intentarlo?

—Deja de ser tan idiota pidiéndome permiso y ve por ella—dije y él comenzó a reír—, o me arrepentiré.


***


Me siento... ¿feliz?

Cuando Ricardo y Priscila empezaron a salir, fue una gran noticia para todos. No puedo recordar como fue, porque supongo que los días que pasaron fueron muy tranquilos.

El drama se fue, al menos para mi. Lo que sentía por Priscila ya no era tan fuerte, la intensidad de mi enamoramiento había pasado. Ahora siento un gran cariño hacia Yair, un chico de mi cerrada que me ha estado ayudando mucho, hasta me pidió que saliéramos, no como una relación, solo para saber como funcionamos juntos.

El tema de Priscila de irse aun no me lo menciona muy bien. Los cuadros de honor no están aún puestos, pero sé que Lizbeth me ganó.

Ella y yo somos más unidas ahora.

Diario de una bisexual®Donde viven las historias. Descúbrelo ahora