Razonando.

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Jamás pensé que escribiría un diario.

No se me hacen tan importantes como la mayoría de la gente que lo ve, sobre escribir sus peores o mejor momentos que les han ocurrido durante un momento, cada semana, cada mes y cada día del jodido año. Aquella necesidad de dirigirte a un diario como si fuera una persona, cuando sabes perfectamente que no es así. Solo es una libreta que tomas, escribes diario en el frente, escondes y comienzas a relatarle cualquier cosa que se te da la regalada gana.

Jamás me vi en la necesidad de escribir uno, porque mis secretos eran solamente míos y si los escribía quiere decir que se registrarían, y en cualquier momento podría volver a leerlos recordando las cosas buenas y malas del pasado.

Supongo que mi miedo más grande es verlos y lamentar que nunca resolví los problemas que busque, que nunca dije las cosas que quería decir y nunca hice las cosas que quería hacer.

Me siento horrible, porque nadie, ni siquiera tú eres capaz de entenderte a ti mismo, sólo te escondes en aquella burbuja de protección pretendiendo ser otra persona que desafortunadamente no eres. Incapaz de valorar lo que esta alrededor de ti.

Peleé con Ricardo por el estúpido tema de su nueva novia Sara, que todo el mundo sabe que lo ha engañado. Todos se lo dijeron pero no le importaba, hasta que se lo mencioné yo, la única persona que él creía que no se lo recordaría.

Sé muy en lo profundo de mi que Ricardo no la ama. Que él siempre ha tenido esa atracción hacia Priscila, la niña que me lleva a sus pies por ya casi medio año, y por cierto, a la que no le he dicho nada sobre el tema, la última vez que trate de insinuárselo casi salgo corriendo.

Y sé que este triangulo amoroso se a convertido en un muy claro cuadrado, porque Lizbeth esta totalmente enamorada de Ricardo.

Vaya mierda que es esto de sentir cosas. No te das cuenta que lo que siente se refleja en otra persona y así sucesivamente. No puedes ver que lo que sientes por alguien está pasando igual por su mente.

No podemos tener siempre lo que queremos. No podemos amar a lo que no nos ama a nosotros.

Poco a poco el mundo se desvanece delante de mi. La oportunidad de salir adelante y ser feliz se esconde detrás de una rutina de vida por la que todo el mundo pasa alguna vez.

A veces renunciar es la única manera de ser libre.

Tengo que renunciar a Priscila.

Para mi, estúpido diario, la frase de "si amas algo déjalo ir" es la estupidez más grande que he escuchado en mi corta vida de casi trece años, porque si lo amas y en verdad lo quieres necesitas luchar por el hasta que por fin lo consigues. Pero ¿si por lo que lucho solo me haría daño en un futuro? ¿Si en el camino dañare a la gente que me importa y de que alguna manera se preocupa por mi? Mi padres, mis hermanos, mis verdaderos amigos, yo misma... son más importantes que algo tan pasajero como un amor prohibido de adolescente.

Yo no tengo ninguna arma para luchar. Mi voluntad, dignidad y orgullo se fueron a la mierda en el momento que la vi parada enfrente de mí. En el momento que escuche por primera vez su voz, en el momento en el que vi sus ojos.

El problema no fue ella, fue de este corazón tan estúpido que decidió enamorarse de la persona que a mi solo me ve como la gran amiga que ha tenido.

Mierda. Mierda. Mierda.

Debo dejarla ir, que sea feliz con alguien que sea capaz de amarse a si misma.

La ultima herida y las ultimas gotas se cayeron de mis brazos. El pedazo de algodón con alcohol frotó por ultima vez mi piel. Ya no dolía, todo el dolor salió por esa navaja.

Diario de una bisexual®Donde viven las historias. Descúbrelo ahora