Bienvenida.

1.1K 70 0
                                    

Enero 2014

Navidad y Año nuevo no fueron tan malos, pero enserio que creo que pudo haber sido mejor.

No lo niego, la comida en Navidad y la convivencia mejoró mucho, por primera vez me sentí cómoda estando con mi familia; mi mamá no criticó a nadie durante la cena, nos reíamos de nosotros mismos y no comenzaron a hacerme bromas de mal gusto. Por esa parte bien.

Solo que el Año Nuevo la pasamos en casa de mi abuela, sí, todo estaba perfecto, hasta que mi hermano estaba borracho y abochornando a toda mi familia por querer golpear a mi tío, todos se asustaron obviamente, pero mi tía y los primos lo resolvieron con un poco de Xbox.

En fin, esas partes ya están en el pasado y la mayor parte del tiempo fue bueno.

Solo faltaban dos días para volver a la escuela y estaba más que aliviada, mis pesadillas se irían al menos por un momento y podría dejar de vivir con miedo a que se hagan realidad. Pero, más que ya no querer las pesadillas, había una cosa que deseaba mas que cualquier cosa.

Yo solo quería ver de nuevo a Priscila.

Bastante ya no tenía de verla, que mis ganas de volver al escuela eran muy grandes. Sonreí ante tal pensamiento, yo no sabia lo que estaba pasando dentro de mi cabeza.

¿Acaso así de confuso era sentirse enamorada?¿O cada quien tiene una forma especial de querer a alguien?

No lo sabía. Ni siquiera se me había pasado por la cabeza antes de que me había enamorado de una chica, por una parte sentía que era normal, porque cada ser humano puede decidir de quien enamorarse.

Desafortunadamente, esa forma de querer a otro ser humano es algo que mi familia y a la sociedad le costaba demasiado entender. Todos los días en Internet veía como las personas intolerantes le tiraban tanta mierda a la gente que formaban parte del arco iris. Gays, Lesbianas, Transexuales y Bisexuales eran agredidos todos los días por el simple hecho de querer a otra persona diferente, y eso hacia a muchas personas como yo.

Salir de un closet que se encontraba en una habitación escondida.

Pero la verdad, es que si algún día alguien me llegase a insultar por esa pequeña diferencia en mi manera de querer, me pasaría todas esa críticas por el culo. Porque a decir verdad, insultar a un miembro de la comunidad LGBT era como insultar a alguien que en vez de cantar, le gusta dibujar.

Y todo esto lo había entendido por ella, porque jamás me había encariñado tanto de esta forma, no fue como alguna vez me paso con Axel o con Fernando, esta era de una manera diferente.

De cierta forma no me interesaba ya el tema de que yo, fuera bisexual; lo único que podía pasar por mi corazón era una tierna foto hecha por mi mente de yo y ella abrazadas, contando todas nuestras historias de las que algunas vez nos hubiese pasado, sin importar lo vergonzosas o divertidas que sean.

—Ay Valeria, te haces tantas ilusiones tan tiernas y bochornosas.

Me asusté y vi a Johan ahí parado, jodiendo otra vez.

Diario de una bisexual®Donde viven las historias. Descúbrelo ahora