Este lugar en especial de todo el maldito centro comercial olía a medicina, y tenia el color más blanco que se le pudiese poner a una habitación. Me irritaba mucho estar aquí, e incluso me ponía nerviosa.
Las respiraciones de mi mamá, una señora grande y una niña visiblemente enferma era lo único que se escuchaba. La pequeña tele de la sala de espera no estaba encendida, las veces que venia a estas consultas especiales nunca estaba prendida.
La puerta se abrió y un niño que entró antes de nosotros salió muy feliz del consultorio del medico tomado de la mano de su mamá, con un cubrebocas y una paleta. No pude notar la expresión de la señora.
—Adelante el siguiente por favor. —Pidió el medico desde adentro del consultorio.
La siguiente era yo. Mi mamá espero que me levantara y me dejo entrar primero a aquel pequeño y blanco lugar. El consultorio del médico se veía como cualquier otro. Carteles con las partes del oído, con el esqueleto humano y de las partes del ojo; una camilla en donde las personas iban y se recostaban cuando el médico se los decía; una báscula que nunca podía faltar; también colgados en las paredes, se encontraban los diplomas que mostraban orgullosamente los logros de los doctores de ambos turnos. La diferencia es que este doctor cargaba por si solo su bote de paletas para los niños que tenían menos de 10 años.
Como entré primero a aquella blanca habitación, el doctor pudo reconocerme de inmediato.
—¡Señorita Morales! Qué gusto verla por aquí otra vez, hace como 5 semanas que no pasa por aquí.
-—o también lo extrañaba Doc. —Conteste con una sonrisa desde el principio.
El Doctor se percató también de la presencia de mi mamá, y ahora el saludo fue más formal.
—Señora Norma, buenos días, me da gusto el verla.
A lo que ella solo respondió sonriendo, tomando asiento. Tuvieron una pequeña plática sobre lo que paso en los días que no me presente a las consultas, mientras yo estudiaba mi vestimenta.
Tenis color camello pálido, pantalón azul, una playera blanca de manga larga y encima de esta una chamarra azul. Me vestía demasiado informal, según mi mamá, porque "Una señorita no debe traer siempre este tipo de ropa".
—Me imagino que vienen por una causa importante. —Dijo el doctor al fin llamando mi atención.
—Claro que si Doctor, pero, preferiría que ella se lo dijera —Dijo mamá.
El doctor y ella me miraron esperando una respuesta. Si no abría la boca mi madre se iba a desesperar.
—Mi mamá - mi mamá y yo pensamos que ya ha comenzado la segunda etapa.
El doctor se removió en su asiento, pensando y apoyando su cabeza sobre sus puños encima de su escritorio. Yo estaba esperando una respuesta o una pregunta. El silencio se estaba volviendo bastante incomodo cuando al fin el doctor comenzó a hablar.
—¿Cómo se han dado cuenta de que ya ha empezado?¿Alguna causa en especial?
Me removí incómoda en mi asiento, y no tenía sinceramente ganas de hablar. Desmayarte de esa manera suele ser muy feo, y en cierto punto, un dolor de cabeza y pecho te llenan. Mi mamá se dio cuenta de inmediato de eso y ella comenzó a hablar.
—Pues verá doctor, ayer mi hija se desmayo cuando estaba preparándose para irse a la escuela.
—¿Ella salió de la ducha?
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Diario de una bisexual®
Non-FictionVal tiene un problema. Bueno, tiene varios. Se enamoró de una chica cuando tenía novio. Su novio es un estúpido. Sus dos mejores amigos no son razonables entre si. No sabe lo que siente por su mejor amigo. Su familia a veces es un pésimo ejemplo de...